MDR, MUJERES AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD

Soy Maribel Cintrón, exalumna, profesora, madre y miembro del equipo directivo del Colegio Lourdes. Les comparto mi experiencia con la comunidad de las hermanas MDR.

Las Misioneras Dominicas, fundaron el Colegio Lourdes en el año 1958, orientado a la educación de niñas y jóvenes. Más tarde y a petición de los padres el colegio se hizo coeducacional. Las hermanas se han distinguido siempre por su entrega genuina y desinteresada a la enseñanza académica y espiritual de las niñas, niños y jóvenes que han pasado por el Colegio, tal y como lo establece la filosofía de la institución: “Formar personas cristianas, que estén abiertas a las realidades y necesidades de su época, capaces de integrarse en actitud de servicio en la sociedad democrática…”. Algo que también las ha caracterizado es su deseo de fortalecer el conocimiento y respeto por la cultura puertorriqueña, al igual que el respeto por la cultura de otros países. En ellas se percibe un espíritu de servicio, que de igual forma han sembrado en los maestros, personal de apoyo y estudiantes del Colegio Lourdes. Durante estos 65 años han sido muchos los profesionales y también algunos religiosos que han salido de esta institución y éstos se caracterizan por su compromiso de servicio a la comunidad. La semilla que el Colegio Lourdes sembró en ellos ha florecido y seguirá floreciendo en las generaciones por venir.

Personalmente, puedo dar fe de lo antes expuesto. Llegué al Colegio Lourdes a la edad de 4 años en el año 1968, a cursar el Pre-Kínder con la Hna. Emilia. Recuerdo de esa época a las hermanas Hna. Ma. Del Carmen y Hna. Vicenta y el cariño con que nos trataban. Al llegar a la escuela intermedia, la Hna. Celina tuvo un gran impacto en mi vida. Ella fue mi maestra de español. Su respaldo al estudiantado trascendió la materia que enseñaba, ella nos preparó para cualquier situación que pudiéramos llegar a enfrentar. Le agradezco el haberme inculcado el amor por la patria, por el Puerto Rico que ella tanto amaba y al que dedicó su vida. Desarrolló en mí talentos que yo ni sabía que tenía.

En mi formación religiosa y de valores, tuvieron un gran impacto la Hna. Milagros, la Hna. Carmen, y la Hna. Soledad que me impartieron en distintos grados la clase de Educación en la fe. Puedo decir que nunca había aprendido tanto sobre la Biblia y la teología cristiana-católica. Estas hermanas, además de impartir una clase, eran un modelo para seguir. El ejemplo brindado nos permitía a las estudiantes entender lo que era justicia, verticalidad, lealtad, compañerismo, sinceridad.

Al salir del colegio siempre me mantuve vinculada a éste y al graduarme de la universidad, las hermanas me invitaron a unirme a la comunidad escolar como maestra de Historia.  Siendo parte de la facultad tuve la suerte de compartir mano a mano con las hermanas quienes me brindaron valiosos consejos. Recuerdo a la Hna. Paz, quien era la directora y tenía la gran habilidad de observar y evaluar la capacidad de las personas para luego incorporarlas en aquellas tareas que pudieran contribuir al desarrollo del estudiantado y al servicio de la comunidad. En mis primeros años como maestra, tuve la gran dicha de contar con la orientación de muchas de los que fueron mis maestras en la escuela superior: Thalía, Marta, Hna. Carmen, Hna. Celina, entre otras.

En el 1999, mi primera hija, Carmen, entró a estudiar en el Colegio Lourdes a Pre-pre, con apenas dos años. Cuatro años más tarde, Néstor y después Amelia. Lo importante es que mi experiencia como estudiante y como maestra había sido excelente. Por lo tanto, quería que mis hijos tuvieran la misma experiencia y preparación académica y espiritual que yo había tenido. Les garantizo que recibieron mucho más que eso. Ellas estaban pendientes y fueron parte de su proceso de enseñanza académica y espiritual.

En el año 2021, la Hna. Anabelle me solicitó que cooperara con el Colegio en otra función la de Coordinadora Curricular, lo cual acepté. Compartir con ella el proceso de orientar a los maestros el proceso de preparar e impartir las clases de acuerdo con el currículo y la filosofía de la escuela es un reto por la situación particular por la que atraviesa nuestro país. Su responsabilidad, su verticalidad y su capacidad de trabajo son un ejemplo para seguir.

Espero poder servir al Colegio con la misma dedicación, amor y lealtad que me enseñaron. Mi deseo es que sin importar la posición que ocupe, pueda contribuir a la continuidad de la misión que esta Congregación ha trazado en Puerto Rico. Ciertamente, las MDR a través del Colegio Lourdes, han dejado una huella trascendental mediante la formación de miles de mujeres y varones puertorriqueños que hoy son ciudadanos responsables y productivos.

Maribel Cintrón Ferrer.

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