EL PARECER EXTRAÑO
- Hnasmdro
- agosto 9, 2021
- Experiencias MDR
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Sí, en nuestro mundo y la realidad de nuestro entorno y la sociedad en que vivimos, somos como especie o bichos raros. Nuestra presencia “parece” una manera de la antigua normalidad causa un contraste sino un choque a la sociedad en que vivimos, la convivencia con los jóvenes y más aún, en Europa. Es cierto, hay distintas maneras de ver la realidad, pero lo que marca la vida misma es la que da sentido en cada momento. Esto, vimos muy cerca con las lentes en modo zoom desde la historia bíblica y de lo personal que nos enseña. Los ejemplos de los mediadores como Moisés, los profetas, Ester, etc. En el Nuevo Testamento, tenemos nada menos que María, la madre de Jesús y el mismo Señor Jesús presentan como los que no hubieran percibidos como referentes del momento en que vivían en su propia sociedad o de su pueblo.
Sabemos que la experiencia personal no vive en el parecer. Esto se vive desde la propia existencia, desde lo profundo de una experiencia a más experiencias, la del día a día. Desde la perspectiva de convivencia en una y cada pertenencia en diferentes países, comunidades o familias en que nos toca compartir la vida. Este, pronuncia la verdad de nuestra esencia no solo de la capacidad de adaptación sino más bien de la magnanimidad de nuestra entrega.
Timothy Radcliffe en un discurso hablaba de la idea según Santo Tomas de Aquino: «Desear entender es el más profundo deseo del ser humano». Este nos presenta de la extrañez, la sorpresa de algo valiosa o la que exalta la experiencia humana en algo no esperada. Me acuerdo de la experiencia de mi primera misión, la primera prueba de fuego en aprender comunicar a las personas en una realidad que no tiene nada que ver con la mía: la lengua, la cultura, el ambiente, la comida, etc. Sin embargo, algo valioso nos une, la fe en el mismo Jesús. Es el enlace que nos trae cerca de lo que queremos visualizar como en una pantalla. Esto es la conexión que tenemos a pesar del mal entender de las frases de conversación, de la incapacidad humana en percibir lo que queremos expresar al otro, para ser acogido y aceptado. De verdad, te ríen por ser diferente de ellos, te burlan por no saber hablar bien a pesar de la edad y el reto del hecho de que a pesar de eso es, ¡ser enviada para ayudarles!
En aquellos días, trabajar como uno de ellos fue un regalo y un reto de adaptación, estar escondido de las redes, aprender perder de conexiones externas y vivir en propia carne la lucha y desafío de sobrevivir en una realidad dura y exigente en aquellos momentos de conflicto y posguerra. Buscar el sentido de la vida después de guerra requiere fuerza de voluntad y confianza en donde depositamos nuestra fragilidad y esperanza. Es, la actitud emprendamos cuando no haya visibilidad tanto de consuelo ni seguridad, todo es abandono al bien de un futuro en incertidumbre.
En Mc 6,53-56 nos expone una experiencia propia de Jesús cuando atravesó el lago, que significa que el, abandono su propio país. El, nos enseña la manera de dejar ser llevado por el tiempo y la gente de esas periferias sin perder el ancla que le sostiene, el Padre. La vida de misión de Jesús es el cursor, la clave a la profundidad del sentido de pertenecer y vivir nuevos horizontes, nuevos cielos y caminar en los nuevos caminos del corazón.
En la recién jornada de filosofía en la Universidad Pontificia de Comillas, el rector expuso un repaso de los interrogantes que plantea nuestro tiempo porque el tema de la jornada fue: pensar para hacer frente a la incertidumbre. Nos invita a pensar en medio de lo que vivimos, la pandemia que hace un gran trago a la humanidad y rende a todos un vacío, un gran extraño que tantas habilidades no llega a poner fin a esta angustia y perdida de vida. Ya no es relevante el puro parecer, el pretender ser más elevados entre los muchos, porque por un pequeño e invisible virus nos enseña la realidad de nuestra existencia. Que la muerte nos hace igual, nos hace vulnerables y dependientes de los muchos que ofrecen sus propias vidas para protegernos, cuidarnos, que igualmente busca a sanar y salvar nuestras vidas como las suyas.
Nos invita continuamente de hacer algo, comenzar a pensar en modo nuevo o diferente de los que hicimos en años pasados o de lo acostumbrados con más fuerza y creatividad. Me acuerdo de un lema en mi juventud que estaba escrito en la pared de la universidad: “Dare to be different” (atrévete ser diferente). Aunque la invitación es estimulante, podemos responder en diferentes maneras que tiene respuesta como pensamos o como reaccionamos en los momentos decisivos. Muchas veces este conlleva un esfuerzo extraordinario para vencer y conseguir algo como para superar obstáculos, miedos, ideologías, pensar en el otro, tener buenas notas o círculo de amigos. A lo mejor sirve también para ganar fama, prestigio, dinero y por consecuencia una valoración alta de los demás. Pero, lo que nos propone Jesús es, reinventar nuestro modo de ser Evangelio a los demás.
Pero, cuando es algo que deseamos para el bien de muchos, no podemos confiar en nuestro propio esfuerzo, necesitamos la ayuda de los demás. Ellos, nos ayudan ver una amplia visión sobre un grupo de personas o situaciones, nos dan opiniones, unas validas razones y sugerencias a nuestras inquietudes y dudas. Nadie puede desarrollarse por sí mismo o conseguir una convivencia sin contar en el apoyo y presencia de otras personas sea presencial o virtual en nuestro mundo de presencia-ausencia.
El, quien nos envía, nos hace disponibles para afrentar una incertidumbre entre los poderosos de este mundo. Sabiendo que lo que nos atrae está escondido por las pantallas de nuestra realidad. El Espíritu del Resucitado nos llama y nos invita cada vez a buscar y reconocer su grandeza y su humildad entre los hombres. Es como encontrar el poder de una palabra en que un libro da certeza o seguridad de lo dicho por el pie de página que sostiene la veracidad de lo pronunciado. Solo cuando nos busca desde el profundo nos integra nuestra vida al deseo de Dios. Conocer sus huellas es nuestra paz y consuelo a pesar de la extraña apariencia que seamos en nuestras realidades. Lo importante es, salir y ser suyo a pesar de la dureza del día a día entre los que ignoran nuestra presencia y convicción de vivir siempre con confianza al capitán que pone su ancla en el medio del mar de incertidumbre de este mundo.
La disponibilidad nos abre el camino, además, la confianza es la que calienta la maquina como el combustible necesario para la marcha. Es, como funciona un imán, que atrae todo a su centro, pero, solo los objetos que tiene propiedades compatibles pueden ser recogidos, reconocidos, a reunir y hacer una autentica cohesión a pesar de su extrañez, para manifestar su capacidad y grandeza. Así, atribuyamos a Él, a quien llamamos: “el Poderoso”, el amor más atrayente que los humanos pueden acoger, amar y comprender.
Nini Rebollos