UN HOMBRE INQUIETO

“Siempre estoy dispuesto a entregar mi vida a Dios por la salvación de la humanidad”. (Obispo Ramón Zubieta Y Less O.P)

Hay miles de razones por las que la gente está inquieta. La realidad nos dice que en nuestro mundo actual muchas personas están inquietas por varias razones. Una de ellas es la de los problemas económicos que se convierten en un obstáculo para seguir estudiando y conseguir un buen trabajo.

Muchas familias no tienen suficiente comida, ni refugio, e incluso algunas han perdido la vida, especialmente durante esta época de pandemia. Muchas personas se enfrentan a diferentes tipos de violencia y hay muchas peleas en la familia; entre hermanos y hermanas, entre tribus e incluso países.

Mucha gente utiliza su poder y su dinero para manipular a los más pobres, no respetar el derecho de los demás, destruir sus vidas e incluso destruir las vidas de otras criaturas. Algunos son vendidos a la esclavitud, a la prostitución y a la drogadicción. Esta es la realidad a la que nos enfrentamos. Experimentamos diferentes tipos de oscuridad que traen MÁS INJUSTICIAS EN VEZ DE PAZ A LOS CORAZONES HUMANOS.

El Obispo Ramón Zubieta nuestro Fundador, es un hombre inquieto porque es uno de los fieles discípulos de Cristo que predica voluntariamente el Evangelio, tiene una fuerte fe en el Señor. Su vida es un instrumento de paz y justicia para los pueblos del mundo, especialmente en sus actividades misioneras.

Es inquieto porque ama a los pobres y se preocupa por los más pequeños, los perdidos y los últimos. Tiene un corazón compasivo; siente todos los dolores de los necesitados y el grito del corazón de todos los humanos, especialmente de las personas a las que sirvió.

Se inquieta al ver con sus propios ojos la realidad de cómo los pobres y los marginados se convirtieron en esclavos en su tierra en la selva de Maldonado.

Como todos sabemos la primera misión en el Amazonas fue un gran desafío. Los caminos son torcidos, el río de Madre de Dios era peligroso, el lugar no tiene electricidad, ni internet, ni ninguna otra facilidad para desarrollar la sociedad.

Dios actuó a través del padre Zubieta. Él tomó la iniciativa con total entrega al Señor. Comenzó a dibujar el mapa, a aprender la lengua de los nativos, a adaptar la comida y la cultura y, sobre todo, abrazó la misión con amor, valorando a los nativos tal y como eran y apreciándolos con un corazón sincero. Su vida de misionero inspiró a muchas de nuestras hermanas a continuar la misión.

Agradezco esta oportunidad de escribir una reflexión sobre el P. Ramón y quiero compartir con ustedes mi experiencia de cómo el espíritu del P. Zubieta nos acompañó.

En 2017 con mis dos compañeras llegamos a Manila; comenzamos nuestra formación como aspirantes. A las dos semanas ocurrió un incidente. Aquella noche, mientras dormía, soñé que el P. Zubieta venía a nuestra habitación. Llevaba la casulla de un obispo; se acercaba a mi cama. En ese sueño, también vi a Mo. Ascensión con algunas hermanas que estaban comiendo en nuestro balcón, pude oír los sonidos de los platos, así que me desperté pero me asusté mucho con mi sueño.

Era medianoche de repente, la electricidad cayó como un trueno; la habitación se volvió brillante cuando el fuego empezó a arder desde los cables eléctricos hasta el techo. Intentamos apagar el interruptor principal pero no sabíamos cómo y dónde se encontraba. Intentamos apagar el fuego ardiente utilizando nuestras almohadas para lanzarlas al fuego. El fuego me salpicó, me dolió un poco pero, gracias a Dios, finalmente el fuego se detuvo.

A partir de ese acontecimiento, estoy convencida de que la promesa del P. Zubieta es cierta” como dijo: “Mi espíritu está siempre con vosotras” Sí, su cuerpo está muerto pero su espíritu nos da vida.

Tuve un encuentro entre el P. Zubieta y yo en mi sueño. Sin embargo, me da mucha confianza y esperanzas de que su espíritu nunca nos abandonará, sobre todo cuando nos enfrentemos a las catástrofes y a los peligros que nos acechan. Para mí, es un ángel, un compañero. Él vela por nosotras siempre.

El Padre Zubieta ha hecho grandes cosas por nosotras. Ha dado un buen ejemplo: tomar siempre la iniciativa para ayudar a los pobres, usando su imaginación y creatividad para abrir el camino de la selva, para llegar y entrar en la zona más pobre.

Estamos terminando nuestro segundo año de noviciado; es un momento apropiado para profundizar en mi fe en Cristo. Ahora que se acerca la nueva misión, por las intercesiones del P. Zubieta, puedo abrazar y amar las huellas de nuestro Padre Fundador Mons. Ramón Zubieta Y Less O.P.

Por: Sara Mendonça

Novicia de la Provincia de San Luís Beltrán

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