Para ascender, Jesús descendió hasta los infiernos, hasta lo más bajo, porque sólo desde ahí se puede hacer un ascenso a lo más alto.
Se trata de permanecer en la NADA para identificarse con el TODO y ser con todos. Es la experiencia vivido por los místicos: “Para llegar a ser TODO, debes convertirte en NADA”.
La clave es permanecer en la nada. Porque cuando logramos hacer contacto con nuestra realidad necesitada y frágil experimentamos también la presencia de Dios y tenemos la capacidad de encontrarnos con los demás desde el amor.
Desde esta actitud podemos acoger el envío que nos hace Jesús: ““Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación””. La buena nueva de un amor gratuito, que no espera nada a cambio, de un amor que sólo sabe dar sin medida.
“El desapego no significa que tú no debas poseer nada, sino que no debes dejar que nada te posea a ti”