Los que no son dueñ@s de las ovejas, sino asalariad@s, no están dispuest@s a dar la vida por ellas.
Estas palabras de Jesús es una denuncia a todo aquel que no desempeña su tarea con honestidad y responsabilidad. Esto viene bien para algun@s dirigentes de nuestros pueblos, pero también para cada miembro de la sociedad, porque nos cuesta cumplir con nuestras obligaciones y deberes a cabalidad.
Pienso en profesionales que hacen lo mínimo, lo que les mueve, es el sueldo. Personas que trabajan sin vocación. Docentes que en el contexto del COVID, se excusan diciendo que no hay conectividad o que los estudiantes no contestan las llamadas, cuando en realidad sucede más bien lo contrario.
Hoy celebramos el día de la vocación a la vida consagrada.El primer llamado nos hizo Dios a la vida. Luego elegimos un estilo de vida donde pensamos realizarnos y ser felices. En ocasiones vamos por caminos equivocados, y seguimos por ahí a regañadientes, con miedo a dejar lo que ya se tiene y comenzar de nuevo.
Lo central es no olvidarnos que el llamado de Dios incluye el llamado a la felicidad, es tarea nuestra descubrirla dónde y cómo. Cuando lo que hacemos es por vocación, nos apasiona, nos gusta: entonces somos buen@s pastor@s al estilo de Jesús.
Dios nos quiere alegres y realizad@s, no tristes y resignad@s.