Muy queridas hermanas, es con gran emoción que aprovecho la oportunidad de nuestra página web para compartir con ustedes el evento que tuvo lugar la noche del 29 al 30 de diciembre en nuestra comunidad de Betania.
Imagínense queridas hermanas, estaba en pleno sueño alrededor de la 1 a.m. un grupo de bandidos entró en la parcela: dos frente a la ventana de mi dormitorio y otros en la puerta de la sala. Los que estaban junto a mi ventana me decían: “Es usted a quien hemos venido a buscar, porque es usted la que se queda con el dinero”. Al escucharlos decir eso, me sentí paralizada y comencé a temblar.
Por un momento sentí una fuerza que me empujó a encender la luz en mi dormitorio y abrir la puerta para escapar. Salí por la puerta del garaje en dirección al centro de salud de Libondi sin tener en cuenta el peligro que pudiera ocurrir. Al llegar a Libondi, fui bien recibida por las enfermeras de guardia y desde el teléfono del hospital pude comunicarme con las hermanas del consejo provincial para contarles la triste noticia. Fue a partir de ahí que me di cuenta de que sólo tenía el camisón sin pantuflas. Todos sabemos que cuando el ladrón entra en una casa es para robar, también nos pasó esa noche. Robaron el dinero, la ropa, el generador…
Finalmente, solo podemos dar gracias a Dios porque todavía tenemos el aliento vivo y oramos por la conversión de estos ladrones.