LA VIDA Y LA MISIÓN EN TIEMPOS DE CONFINAMIENTO: COMUNIDAD DE ASCENSIÓN NICOL EN LUANDA

La pandemia de coronavirus COVID-19 presenta al mundo entero un gran reto. Ha paralizado gran parte de las actividades laborales, muchas personas han quedado desempleadas, complicando aún más la vida del ser humano, ha impedido la convivencia entre las personas y nos ha obligado a estar más tiempo a solas, contradiciendo la cultura del “vecino más cercano” al mantener la distancia, obligándonos a quedarnos en casa. Lo curioso es que en Luanda estamos viviendo una etapa en la que la mascarilla se ha convertido en el carné de identidad de todos, sin distinción de clase, sexo o edad. Suena como una comedia en la que, como comunidad, nos hallamos en el proceso de replantear nuestra vida y somos invitadas a revisar nuestra historia personal y a quitarnos las máscaras para ser nosotras mismas. Todo esto a causa de un virus que, a simple vista, no tiene ni tamaño ni color, y que para muchos de nuestros contemporáneos es sólo un mito.

Ante este hecho nos detenemos, y al igual que San Pablo en su cara a los corintios 1:20-21 nos preguntamos: “¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el erudito? ¿Dónde el filósofo de esta época? ” Hasta ahora todos nos hemos fijado en Dios para librarnos de este mal mientras nos protegemos de las hierbas amargas que nos ofrece la medicina natural. Puesto que la investigación científica aún no ha encontrado una respuesta efectiva para combatir al virus mortal.          

A pesar de este panorama, el confinamiento no ha significado para nosotras desconectar de la Misión, sino que hemos encontrado otros medios para seguir estando presentes en la vida de los hermanos/as de la comunidad y en la pastoral de salud, caridad y educación.

Como comunidad: aprovechamos este tiempo para profundizar nuestra oración personal y comunitaria, el estudio personal y comunitario, para estar juntas en todos los actos de la comunidad, algo que en tiempos normales no siempre fue posible debido al trabajo cotidiano. Celebramos nuestra fe a través de los medios de comunicación: la Televisión Pública Angoleña, la Rádio Ecclesia (Radio Católica Angoleña) y otros canales internacionales que nos han puesto en sintonía con las declaraciones del Santo Padre (Misa, Adoración, etc.). En los últimos meses, gracias a la disponibilidad de los sacerdotes de nuestra parroquia, hemos celebrado misas dominicales. Con nosotras participan dos parejas de laicos dominicanos en el Rosario.

En Salud: Bajo el lema “Unidos por el Bienestar Integral de la Persona”, la Hermana Guilhermina Directora del Centro Médico San Francisco Xavier y Miembro del Consejo Pastoral de Salud Arquidiocesano en colaboración con Cáritas Arquidiocesana y un equipo multidisciplinario (voluntarios, trabajadores sociales, técnicos de enfermería, técnicos de diagnóstico y terapéuticos, médicos y catequistas), han realizado consultas y conferencias sobre salud preventiva a las comunidades más necesitadas en las zonas periféricas de la ciudad de Luanda, con el fin de ayudar a las personas que tienen problemas de salud y que no disponen de fácil acceso a la asistencia médica y a los medicamentos, sobre todo en esta época de la COVID- 19. El equipo de la Hermana se compromete a formar equipos parroquiales de pastoral de la salud.

Caridad: en estos tiempos de emergencia, calamidad y cuarentena obligatoria, los contenedores de basura se han convertido en la esperanza o supermercado de los enfermos mentales y de las personas de bajos ingresos. Se ha intensificado el reparto de la canasta básica en la puerta de nuestra casa. Toda la comunidad está involucrada en atender a los que llaman a nuestra puerta. Las hermanas Lourdes, Conceição y las aspirantes participan en la preparación y distribución de las cestas básicas alimentarias a los necesitados: personas mayores, niños de la calle y necesitados que viven cerca de la zona del Centro de Pastoral de San Ignacio de Loyola en el barrio de Kassequel y más allá.

En Educación: La dirección del Colegio Ascensión Nicol a cargo de las Hermanas Adriana, Judite, del Subdirector de Educación, profesores y tutores, formaron un equipo de colaboración que acompaña a los alumnos con el objetivo de seguir supervisando el aprendizaje de los alumnos desde sus familias. Para ello, se pasan el día en la escuela preparando y distribuyendo tareas a los padres y tutores y a los propios alumnos para mantenerlos en casa, revisando y consolidando la materia impartida. Gracias a esta dinámica, la escuela sigue dando lo mejor de sí en el avance de los alumnos hasta que llega el momento de las clases presenciales. Los responsables muestran su satisfacción al afirmar que ” merece la pena porque es la única manera de lograr que los niños practiquen la lectura y la escritura, así como mantenerlos entretenidos y protegidos de la COVID-19″. De hecho, uno de los canales de la TV pública de Angola y de la radio nacional crearon un espacio para las teleclases y las lecciones de radio para motivar el aprendizaje de los estudiantes. La evaluación del impacto de esta intervención educativa muestra que, a pesar de ser buena, no motiva a los niños a aprender debido a la falta de interacción con el profesor.

 

Una de las ventajas que aporta la experiencia de vida y misión en el tiempo de confinamiento es que hemos ganado tiempo para la organización de los archivos escolares al transmitir la experiencia de la gestión de la escuela a las hermanas más jóvenes de la rama de la educación, es decir: la hermana Maria Reais y Conceição Jamba Himi. De esta forma, podemos concluir que no hay mal que por bien no venga. Gracias a las dificultades impuestas por la situación actual en el mundo, aprendemos nuevos métodos de vivir y hacer misión. Que Dios nos bendiga y nos mantenga sanos.

Compartir esta publicacion