Jesús, Te gusta un corazón sincero sin máscaras, ni opacidades. Contemplas con ternura sus historias llenas de cicatrices de marginación y desprecio. Cuerpos heridos y violentados, sedientos de amor y compasión. Mujeres prostituidas, Comercializadas al mejor postor, explotadas y humilladas. Crucificadas por el capital. Ellas nos precederán en el Reino, porque son las víctimas de la injusticia reducidas a objeto de placer. Ellas nos precederán porque se abrieron a la gracia creyeron en la fuerza liberadora de tu Palabra. Se arrepintieron y su horizonte irradió tu paz. Gracias, Señor por tu mirada libre de juicio tu mirada que trasciende la cáscara y perdona tropiezos, tu mirada que rescata lo sagrado y luminoso de toda intimidad. Esperas su regreso a casa y las recibes con la dignidad de las Hijas. las abrazas con la gratuidad del amor verdadero. Ellas de pie cantan y celebran al Amor de los amores. Libera Señor a tantas mujeres de las redes perversas de la trata del yugo que las oprime. Que su sufrimiento nos remueva, nos comprometa, nos despierte. Líbranos de la hipocresía, de la incongruencia de creernos salvadas. que aprendamos de tus preferidas de su amor crucificado. Amén. ( Jacqueline Sothers, MDR)