Jesús, sembrador de utopías de una humanidad nueva, de la música y el canto, de la esperanza y la fiesta. Siembras semillas en el corazón humano, multicolores y diversas, pletóricas de posibilidades. Semillas que aguardan el soplo de tu espíritu, cobijadas en el seno de la tierra. Maduradas en la profundidad del silencio, que van hundiendo su raíz en tu misterio, acariciadas por el sol y por el agua. Semillas que esperan ser transformadas y dar frutos que alimenten y alegren las mesas de tu pueblo. Jesús, sembrador de un mundo nuevo. Confías en nuestra tierra, a veces árida, otras fértil. a veces pedregosa, otras estéril. Haz florecer nuestro desierto y germinar lo muerto. Siembras tu Palabra, luz de nuestro sendero. Que no se ahogue tu Palabra en las zarzas de nuestro ego que no se pierda tu semilla en la tristeza o el miedo. Aguardamos el milagro de los pequeños brotes, la justicia en nuestras calles y dignidad para nuestro pueblo. Amén.