Nos comparten desde Perú
- Hnasmdro
- julio 13, 2020
- Experiencias MDR
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Esta comunidad es de mayores llamada Ascensión Nicol y Ramón Zubieta. Les saludamos las nueve hermanas que formamos la comunidad, con más o menos limitaciones propias de la edad, todas conscientes.
Estamos pasando la cuarentena a Dios gracias bien y bien atendidas por una técnica de día y otra de noche y algunos empleados de apoyo.
Una hermana le preguntó a otra: — ¿Qué se podría hacer para ayudar a tantos hermanos nuestros
empobrecidos? —Le contestó— a nosotras nos queda rezar y orar por los que sufren.
Así lo estamos haciendo, también ofrecemos pequeñas acciones cotidianas uniéndonos a alguna Misa que se esté celebrando para que por medio de los méritos de la Vida, Pasión, Muerte y Resurrección de N. S. Jesucristo sea para bien de la Iglesia y del mundo entero.
La Diócesis de aquí pidió ayuda porque el esfuerzo que hace el Obispo, le sobrepasa; hemos dado nuestro aporte privándonos personalmente de algo. Asimismo, la Parroquia reparte víveres, nos hemos unido a esta obra aportando solidariamente de la comunidad para ayudarles en esta obra que es de suma necesidad para tantos hermanos nuestros empobrecidos.
Nuestro tiempo transcurre entre en los quehaceres de la casa, algo de cocina, sacristía, alguna limpieza, resolviendo pupiletras, preparando la liturgia por semanas, los retiros mensuales; viendo alguna película y por supuesto, las noticias nacionales e internacionales.
Los martes y jueves nos reunimos para la formación permanente y ver en pantalla grande “Unidas en la Esperanza” donde podemos saber y conocer cómo están todas las hermanas de la Congregación. Es un trabajo que agradecemos grandemente al Consejo General, el haber ideado esto, fomentando la unión, eso de sabernos unidas es muy gratificante. No cabe duda de que nuestros Padres Fundadores están unidos a nosotras e intercediendo para que nuestras oraciones, trabajos y solidaridad fructifiquen en bien del mundo entero, especialmente en nuestro país donde el covid-19 se ha agudizado a pesar de las cuarentenas que se han prolongado.
Lamentamos tantas muertes, el dolor, sufrimiento y soledad de los fallecidos y sus familiares. Además, de las personas que viven al día y que tienen que salir por fuerza para conseguir el sustento diario.
Las realidades de nuestros países casi son similares. Nos unimos a todas las hermanas en la oración puestas en Jesús y nuestra Madre del Rosario que nunca nos abandonan.
Hermana Claudia Aguayo.
Comunidad de Chaclacayo