Con este título, mis queridas hermanas, queremos compartir con ustedes las diferentes tareas que tenemos en nuestra comunidad (Nuestra Señora del Rosario) y la alegría, el amor que nos caracteriza a cada una de nosotras al ponernos al servicio de los demás. Estas tareas son:
Cada una de estas tareas que mis hermanas realizan de domingo a sábado en forma de un grupo de dos miembros cada una (una hermana más una postulante o dos postulantes entre ellas) nos permite sentirnos como miembros de la comunidad y despertar en nosotras un sentido de responsabilidad y corresponsabilidad. A pesar del peso de ciertas cosas como la cocina y la liturgia, hacemos todo lo posible para dar lo mejor de nosotras mismas. Para la cocina, es muy pesado, pero para superarlo, pensamos en nuestras mamás que se queman en la cocina todos los días para salvar su hogar y esto nos anima a no rendirnos.
Con respecto a la liturgia, que también es como cocinar, ya estamos aprendiendo con la ayuda de nuestras hermanas mayores a preparar la liturgia una semana antes de su semana de liturgia, dirigir el servicio divino y cantar los salmos. Es cierto, mis hermanas, que hay días en que cantar los salmos nos cuesta; pero eso no nos desanima. Porque nos decimos a nosotras mismas una vez que tomamos un camino, no es al golpear una piedra o un arbusto que nos va a hacer retroceder. Más bien, nos da el coraje de poner más esfuerzo, ensayando incluso en la noche anterior a la liturgia.
Gracias queridas hermanas por leernos y nos despedimos hasta la próxima.