El Deporte, una Experiencia Pastoral y Misionera
- Hnasmdro
- mayo 4, 2020
- Experiencias MDR
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Motivada por nuestras Constituciones en el número 44 de la página 37, que invitan a la encarnación, por lo tanto, llamando a la inclusión entre medio de los jóvenes para evangelizar con ellos. En nuestro plan de acción, tenemos varias actividades en el programa, incluido el ejercicio los sábados por la mañana, pero últimamente el coronavirus nos ha confinado.
Los objetivos principales de encarnar y unirse a un grupo de jóvenes son:
- Estar cerca de los jóvenes, para ayudarlos a evolucionar -especialmente aquellos que están aislados- hacia una relación con la parroquia, la familia, la escuela e incluso al entorno social y luego facilitar el diálogo.
- Mi participación activa durante los ejercicios físicos también es permitir que los jóvenes desarrollen confianza en sí mismos y mejoren su autoestima, y que todos puedan encontrar su lugar dentro del grupo al tratar de darles la bienvenida a todos.
- Mi misión incluso durante los deportes es siempre representar a Cristo, que es el maestro por excelencia en la vida de la fe.
- Traer a los jóvenes para que sean amigos de Jesús creando lazos fraternos y emocionales.
Mi compromiso en este campo deportivo permite a las Misioneras Dominicanas del Rosario responder al llamado del Concilio Vaticano II “el ser debe encontrar los medios modernos renovados para adaptarse a las expectativas del mundo moderno” F. Bidegain. Es por eso que, en este campo de evangelización, tratamos de cultivar relaciones equilibradas al tener un espíritu cristiano en la práctica de este ejercicio. Así:
- Nadie ocupa el primer lugar;
- Todos son colaboradores;
- No hay tarjeta amarilla o roja;
- Sin exclusión;
- La competencia no existe;
- Sin dopaje, sin violencia física. Al final, todos somos ganadores.
En la certeza de que he sido educada espiritual y teológicamente, pero también hay aspectos arcaicos en mí. Estos me permiten controlarme y cultivar la paciencia. Este es el valor del evangelismo. También es una forma de transmitir la Vida de Cristo al escuchar, la paciencia tiene el deber de ser ejemplar para los jóvenes. Esto anima a los jóvenes a reunirse para un diálogo o una entrevista.
Nos volveremos a ver después del encierro, si Dios quiere.
Hna. Nkogo Marie-Clarisse
Camerún