Santa Catalina y la Compasión

Hoy  nos unimos a toda la Familia Dominicana con el rezo del Rosario por todo nuestro mundo herido por el coronavirus, que María del Rosario interceda ante Jesús por su pueblo, especialmente por los más pobres, enfermos, y los que están sufriendo hambre y desconsuelo.

Pedimos también la intercesión de Catalina de Siena quien con su amor compasivo se acercó a los enfermos con ternura y les mostró el rostro misericordioso de Dios.

Lectora 1: Durante estos días de la pandemia del Covid-19, a menudo hemos aplaudido y agradecido a todo el personal sanitario por su dedicación incansable al cuidado de los enfermos y los ancianos. Proponemos vivir este momento de oración por ellos y por todos los enfermos, inspirándonos en Santa Catalina, una de cuyas actividades en su ciudad de Siena, quizás menos conocida, fue ponerse

CANTO : Donde hay amor (Taizé)

Lectora 2 : Contemplemos a Jesús, Médico y Buen Pastor, y agradezcámosle su compasión hacia todos nosotros. Después de leer el Evangelio y tras un momento de silencio, podemos expresar algunas intenciones de oración, intercaladas con la canción “donde hay amor”

Lectora 3: del Evangelio según san Marcos (1,38-42)

Lectora 1: Siguiendo el ejemplo del Señor Jesús, Catalina estaba llena de compasión por todos los que sufren. En Siena,  Catalina solía ir a todos los días al Hospital Santa Maria della Scala (Santa María de la Escalera), llamado así porque el hospital está situado justo enfrente de las escaleras que suben a la Catedral, para cuidar a los enfermos, a las personas contagiosas que nadie quería tocar. Se quedaba allí durante largas horas y, a menudo, también pasaba la noche. Actualmente, en este hospital que se ha convertido en  museo, se puede visitar por dentro, y ver aún en el sótano el lugar donde descansaba durante algunas horas por la noche, esperando el amanecer para comenzar a cuidar a los enfermos nuevamente. Este lugar se llama hoy, el Oratorio de Santa Catalina de la Noche.

Lectora 2: Del libro “la Leyenda mayor» de fray RAIMUNDO DE CAPUA (cap.IV)

Admirable fue la compasión que el alma de nuestra virgen Catalina abrigaba hacia los pobres, pero aún más admirable y más excelente fue la ternura que llenó su corazón hacia los enfermos. Esta ternura la hizo realizar obras extraordinarias que parecerán increíbles a aquellos que aún no han oído hablar de ellas.

En la ciudad de Siena había una pobre enferma llamada Cecca (pronunciado Checa). Su pobreza la obligó a buscar un hospital donde pudiera encontrar remedios para su enfermedad, que no podía procurarse por sí misma. Pero sucedió que el hospital donde la recibieron era tan pobre que apenas consiguió lo que lo necesario. Su enfermedad empeoró tanto que la lepra cubrió todo su cuerpo, lo que se sumó a su miseria porque, por miedo al contagio, nadie quería acercarse a ella para servirla. Incluso se preparaban para conducirla fuera de la ciudad, como se suele hacer con estos pacientes.

Cuando nuestra santa se enteró, llena de los ardores de la caridad, se apresuró a ir al hospital a visitar, servir y tocar a la leprosa. Ella no solo la ayudó con sus limosnas, sino que le ofreció sus propios servicios, asegurándole que no le faltarían mientras durara la enfermedad. Lo que había prometido de palabra, sus acciones lo realizaron con perfecta fidelidad. Cada mañana y cada tarde, visitaba a la enferma personalmente, cocinaba y le servía todo lo necesario para su alimentación.

Oración de las enfermeras voluntarias de la Cruz-Roja (juntas)

Señor, dame amabilidad para ofrecer a todos aquellos a quienes me acerco. Dame serenidad para consolar a quien está atormentado. Dame el coraje para permanecer firme ante el sufrimiento de los demás. Muéstrame la manera de poder levantar a quién está aplastado por el dolor. Dame la fuerza para no desfallecer frente a lo imposible. Dame siempre la capacidad de hacer el bien. Señor, dame lo que te pido, para que yo también pueda darlo. Y si a veces, una sombra de desánimo, cansancio o miedo desciende para cubrir mi mirada, Señor, por favor, ayúdame a cargar esta cruz.

Lectora 3: Catalina es patrona de los enfermeros y las enfermeras por su gran atención y  amor por los enfermos… Pero, durante toda su vida, ella también “cuidó” a la Iglesia, tan desgarrada en su época. Dio su vida por la Iglesia y por “el dulce Cristo en la tierra. Unámonos a su oración:

Lectora 1: Sois el Buen Pastor que nos habéis dado el Verdadero Pastor, vuestro Hijo único: por orden tuya, ha dado su vida por nosotros y nos ha lavado con su Sangre.

Todas: Padre eterno, tú mismo dijiste que, por el amor que tienes a tus criaturas, tendrías en cuenta las oraciones de tus siervos, sus trabajos, los sufrimientos que padecen sin haber pecado. Eso es lo que esperan tus servidores.

Lectora 3: No tardes, pues, en dirigirnos la mirada de tu misericordia! Abre la puerta de tu caridad ilimitada, esta caridad que ya nos has dado a través de tu Hijo. En verdad, ¡sé que abres incluso antes de que golpeemos! ¡Abre! Por la gloria y el honor de tu Nombre, por la salvación de las almas”.

Lectora 1: Para concluir nuestra oración, confiemos al Señor, por intercesión de santo Domingo y de santa Catalina de Siena, a nuestro Papa Francisco y a toda la Iglesia diciendo: Padrenuestro.

Hna.Therese Marie Boillat. 

Hermanas de la Congregación Romana de Santo Domingo                   

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