Te admiro por todo lo que has pasado y enfrentado, grandes riesgos y peligros en tu vida, en tu gran misión en la selva peruana, para poder dar libertad a los nativos de la selva.
Esta entrega y donación que surgió de lo más profundo de tu ser, de tu firmeza y sensibilidad hacia este pueblo, inculturandote con sus usos y costumbres, aprendiendo su idioma para llevarles el mensaje del Evangelio. Perseverancia en Dios para abrir nuevos horizontes.
Quiero hacerte una petición: que tu espíritu nos acompañe en nuestro pequeño Maldonado.