Una experiencia única

Una visita canónica de 2 meses y una semana que me permitió reescribir mi historia y recitar el Magníficat con la Virgen María.

Con la hermana Geraldine, miembro del Consejo General, hicimos la visita canónica a la Provincia de San Luis Bertrán, formada por Timor y Filipinas. Fue una experiencia única y maravillosa.

Experimenté lo grande y diversificada que es nuestra Congregación,

Cada encuentro, con cada comunidad, con cada hermana, cada alumna de las diferentes escuelas y colegios donde trabajan nuestras hermanas, fue en todo momento un motivo de acción de gracias al Señor por el don de nuestra Congregación. De una visión muy limitada que tenía por haber trabajado siempre en una misma Provincia, y con las mismas realidades, he vivido una visión amplia de la Congregación, rica en diversidades y diversidades diversificadas.

Cada encuentro con nuestras hermanas, en sus diferentes obras y apostolados, fue para mí fuente de admiración, como el encuentro de María y su prima Isabel. Nuestra Espiritualidad encarnada en los niños de los diferentes colegios, en las chicas del internado a las que nuestras hermanas cuidan y tratan de ayudar a valerse por sí mismas, nuestro Carisma encarnado en los niños y jóvenes de los orfanatos, en el hospital, en los corazones y vidas que algunas de nuestras hermanas nutren y educan, dando becas, apoyo moral, material, espiritual y psicológico, recorriendo largas distancias por mar, con todos los peligros que conlleva salir a su encuentro. He tenido experiencias de nuevos maldonados en algunas de nuestras misiones, donde la presencia de nuestras hermanas es verdaderamente salvadora.

Doy gracias a Dios por permitirme cantar sus maravillas a través de su creación : el mar, las montañas, las llanuras, los barrancos, los mangrove , la naturaleza, el cultivo del arroz, los diversos pasos por el mar, el pescado y mariscos, descubrir las islas, acostumbrarme a las barcas de todo tipo, maravillarme al ver pueblos y habitantes que viven del mar, admirar a los niños pequeños, a los que se enseña a disfrutar del mar y del agua, enseñándoles a nadar desde niñez, a remar, a pescar, a sumergirse en las profundidades del mar para recoger las monedas que almas generosas les lanzan desde lo alto de los barcos en alta mar durante la travesía para ayudarles.

Esta visita se combinó con la profesión de nuestras 10 hermanas que hicieron sus primeros votos en nuestra nueva comunidad de Makati. Fue una bendición y un pequeño abrazo y cariño  de Dios que puso fin a nuestra visita.

Agradezco infinitamente la acogida especial de cada comunidad de Timor y de Filipinas, llena de la riqueza de la cultura del lugar, la acogida de las familias de las hermanas que visitamos, la acogida del personal y de los compañeros de nuestras hermanas, del personal administrativo, de los obispos de las diferentes diócesis donde están insertas nuestras hermanas…Gracias al Consejo General, siempre unido a nosotras y apoyándonos con sus oraciones y cariño.

Gracias a cada hermana, a los profesores, al personal y compañeros de nuestras hermanas en sus misiones, gracias a los trabajadores apostólicos, alumnos, etc… por todo.

Hna MARIE CLAIRE SILATCHOM

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