LA PACIENCIA COMO ARTE DE VIDA

Escribo desde Madrid donde me encuentro esperando mi visado para ir a mi tierra de misión, Angola. En esta espera, tuve la inspiración de crear cuadros con hilos. Al principio, no medí la magnitud de esta idea. Sin embargo, con el tiempo, me di cuenta de que cada forma de arte, al igual que cada aspecto de la vida, requiere una dosis de paciencia y dedicación.

La paciencia se refleja en mi experiencia personal a través de la creación de cuadros con hilos. Al comenzar un nuevo cuadro, la emoción de imaginar el resultado final es inigualable. Sin embargo, esta alegría inicial se enfrenta a un desafío: la necesidad de ser paciente.

Recuerdo los primeros intentos y los días en los que cortaba los hilos y comenzaba de nuevo, una y otra vez. Cada corte era, tanto un gesto de frustración como una promesa de un nuevo comienzo. Sin embargo, cada error se convirtió en una lección valiosa y un recordatorio de que a veces, para crear algo hermoso, debemos dejar atrás lo que no funciona. Este proceso de reinicio me enseñó el valor de la perseverancia y me permitió apreciar cada paso del viaje creativo.

La paciencia también se manifiesta en la necesidad de descansar. A veces, pasar horas concentrada en un cuadro me dejaba exhausta. Descansar en la tarde, tomar un respiro, me permitía volver con una mente más fresca y con nuevas ideas. Este tiempo de inactividad se convierte en una parte esencial del proceso, recordándome que la creatividad no siempre fluye de manera constante.

Deseo animar a las hermanas artistas, porque todas lo somos, principiantes o

experimentadas, a abrazar la paciencia. El arte no es solo el resultado final, sino también el viaje que emprendemos. Es en este camino donde encontramos la verdadera esencia de la creación. Aprender a esperar y a perseverar puede ser la clave para alcanzar nuestros objetivos y realizar nuestros sueños, para nosotras, mujeres de fe, nuestros sueños misioneros.

Beverly Ntumba Dingengi

Misionera Dominica del Rosario