¿Cómo podemos ser gestores de diálogo para la fraternidad y la paz?
Constantes: Estamos muy cercanos unos de otros, pero muy lejos unos de otros, más cercanos, pero no más hermanos o hermanas. Sin embargo, sabemos que sólo el diálogo es el camino para la paz que nos une. El diálogo debía de tener un objetivo que es la felicidad de ambas partes. Si deseas ser feliz, tienes que desear ver al otro feliz, porque en el corazón y en la vida de un creyente, debíamos vivir la fraternidad en la que creemos. Pero, existe una contradicción en nuestro ser que hace que hagamos lo contrario de lo que decimos o queremos. Como en Rm. 7, y nos encontramos a veces o muchas veces con odio, indiferencia, crisis del modo moderno, sueño o deseo de grandeza, impaciencia, poca escucha…
Es tiempo de beber de otra fuente que hace dialogar hasta con los no cristianos, los de otras religiones, razas, tribus, lenguas culturas y…
Para que el diálogo sea un camino para la paz, hay condiciones:
Tener un diálogo que no esconde intereses personales ocultos,
Que no sea un diálogo falseado,
Que nos libera interiormente por ser verdadero,
Que traiga, tanto al otro como a sí mismo, más paz y más confianza mutua.
Se suele decir “Si quieres la paz, prepara la guerra” pero no, porque si queremos la paz, nos debíamos preparar para la paz y no para la guerra.
Se habla mucho de esta paz, pero teniendo actitudes destructivas, sentimiento de espíritu violento, con malas intenciones escondidas dentro de nosotros, en el hablar, en las críticas, las humillaciones, hasta en la mirada. No tenemos que actuar como si fuésemos rivales, con espíritu bélico, pisando a los otros, infantilizándoles, con la palabra “Yo”, en vez de empoderarse,
Tenemos que:
Entrar en una nueva antropología, invirtiendo la tendencia y entrar en la verdadera dinámica de paz, de transformación y del encuentro verdadero con el otro. ¿Cómo querer, buscar, dar la paz si no la tenemos o si se la quitamos a los demás?
Hay que:
Trabajar humildemente la paz desde nosotros mismos y la no violencia, diciendo “no “a un diálogo de mentira, salir del estado de inestabilidad interna y entrar individualmente en un camino que traiga esta paz. Llegar a construir primero el mundo que vivimos dentro para llegar a una paz sostenible. Podremos entonces ayudar a la gente a experimentar la Buena Noticia, creando nosotros mismos espacios desde nuestro testimonio de construcción y de dinamización de paz. “No existe una paz creativa si no existe la paz sostenible”.