MANTÉN EL RITMO DE NUESTRA ESPERA


Esperanza. Virtud teologal. Tener como alcanzable, aquello que se desea.
¿Y qué deseamos?
Supone la fe y esperar, esperamos siempre y mucho, siempre. ¿Pero, quién
espera? ¿Dios, los hombres, mujeres, niños? Dios, espera siempre de nosotros, si, lo
imagino, esperando siempre aquello que solo Él sabe, y desea de cada persona
creada por Él. Y nosotros…Esperamos cada día, Él espera como Padre, lo
máximo de nosotros. Esperamos a otros, esperamos que lo siguiente sea mejor. El
que venga alguien, la felicidad que deseamos, la paz de continúo interrumpida, la
luz especial para entender lo que pasa, lo que me dicen, lo que necesitan otros de mi
y yo no me entero. Lo que cada día Dios nos envía como mensaje con su Palabra.
Esperamos, llegar a saber en cada momento cuál es su voluntad, la que a veces
no queremos ni pensar…Esperamos y deseamos, demasiado, o tal vez,
esa espera forma parte de todas las personas del mundo.
Esperar, con Esperanza y mantener ese ritmo que no nos haga desesperar.
Desesperar, también lo hacemos…y Dios, mira y mira nuestra desesperación y de
alguna manera, no entendemos, porqué aquello que esperamos, y es bueno
para todos, no llega, no sé realiza y entonces; no entendemos a Dios…se
sale de nuestro plan sobre esa virtud…nos desestabilizan en todo, no entendemos.
Se rompe el ritmo. Y tenemos que llamarle para poder entender y poder celebrar el Jubileo.
Dios, la Esperanza, el tiempo y los ritmos en la eterna espera de vivir mejor nuestra
Esperanza. María: Mantén el ritmo de nuestra espera.
Espéranos Señor, pero ¿cómo te digo que nos esperes?
Elvira Fernández Aller
Barañáin 1 de abril 2025