Fuiste un hombre que se entregó de todo corazón para ayudar a los más pobres, un hombre que observó y escuchó, capaz de defender la dignidad de la mujer, que en ese momento era despreciada y también de luchar contra la desigualdad, la injusticia y la explotación. No solo supiste denunciar cómo unir al pueblo, me refiero a los indígenas y a los hijos de los explotadores, a los que decidiste unir en la misma igualdad, pero es cierto que no fue tan fácil.
Ahora, te pregunto. Para nosotros hoy, que también experimentamos esta injusticia en algunos pueblos, ¿cómo podemos hacer justicia, si muchos de nuestros hermanos y hermanas que quieren defender están siendo asesinados?
“El grano de trigo germina debajo de la tierra”. Esta frase me llamó la atención, es muy cierto que podemos poner la semilla encima de la tierra, puede crecer, pero sus raíces no llegarán a la profundidad. Pero si aramos la tierra y la sembramos, entonces crecerá bien. Sin embargo, fuiste más allá, donde nadie quería ir. Allí encontrabas las muchas necesidades de la gente, aprendías su idioma, eras perseverante, alegre, paciente y amoroso con ellos.
Quien no camina permanece en el vacío y con pocas novedades, el que camina siempre encontrará novedades y se enriquecerá más.
Fray Ramón Zubieta, ¿qué consejo nos da, para que no nos quedemos siempre en nuestros países, en la misma comunidad, sobre todo en las ciudades, y vayamos más allá?
Arminda de Carvalho