CARTA A…

Querido padre, amigo y hermano Ramón Zubieta, espero que esta carta te encuentre con buena disposición. Y recibe calurosamente mis saludos y abrazos.

En este breve texto quiero expresar la admiración que siento por usted. En primer lugar, por tu dedicación al servicio del Reino, que se concretó en la persona de los indígenas en la selva peruana. Te admiro, porque no te sentiste indiferente a los sufrimientos del pueblo, sino que en respuesta usaste tu fuerza para defender a estos marginados.

Hoy os doy las gracias por vuestro ejemplo, por el testimonio de vida y por la obra misionera que habéis dejado. Yo también me siento desafiada e invitada a ser parte de este gran obra.

Gracias, porque vuestro sufrimiento se ha transformado en alegría y salvación para muchas almas. Hoy nosotras, como Iglesia, disfrutamos de los frutos que han salido de usted y la Congregación se enorgullece de haber nacido en el corazón de una misión.

Sin nada más que decir, doy gracias a Dios por  te haber puesto frente a nosotras las Misioneras Dominicos del Rosario.

De tu hija Conceição Himi

Noviciado de Viana – Angola

Compartir esta publicacion