MI MISIÓN EN LIKASA
Queridas Hermanas, me complace compartir con vosotras mi experiencia de la misión que llevé a cabo durante tres años en Likasi, una ciudad de la provincia de Haut-Katanga, en la República Democrática del Congo;
Durante esos tres años, tuve la oportunidad de trabajar en los campos de la educación, la sanidad y llevar apoyo y esperanza a las personas necesitadas. Cuando llegué a Likasi, empecé a trabajar en nuestra pequeña escuela FLORI, donde, de lunes a miércoles, daba clases en el horario preescolar. Los niños de siete años de esta escuela saben leer y escribir frases sencillas en francés, que es la lengua de enseñanza. También son capaces de entender cuentos cortos y describir narraciones basadas en su vida cotidiana.
Los niños de 7 años son capaces de resolver problemas matemáticos básicos como sumas, restas y geometría simple. En las clases de ciencias, los niños de 9 años pueden explicar los ciclos de la naturaleza, como el ciclo del agua, y comprender conceptos biológicos básicos, como las partes de una planta o el aparato digestivo humano. En las actividades de grupo, los niños de 11 años trabajan juntos para resolver problemas, como diseñar un proyecto de huerto escolar. Discuten distintas formas de plantar y cuidar las plantas, y se reparten las tareas equitativamente.
En cuanto a la hospitalidad, los pacientes empiezan por ir a recepción para registrarse, y luego se les dirige a las consultas, donde conocen a los médicos y reciben atención médica en distintas condiciones. Al dejar Likasi, me di cuenta de lo mucho que me había cambiado esta ciudad, mucho más de lo que esperaba.
Mi estancia allí me permitió descubrir una comunidad acogedora y una cultura rica en tradiciones. Cada momento pasado en Likasi fue una lección de vida, que me recordó la importancia de tener una mente abierta y apreciar las pequeñas cosas. Me voy con recuerdos grabados en el corazón y el deseo de volver algún día para explorar más esta parte tan especial del mundo.
Hna. BEATRICE MUISANGIE