NO TENGAN MIEDO DE CAMBIAR EL MUNDO

La juventud es una época llena de energía y potencial, una etapa de la vida en la que los sueños y las aspiraciones empiezan a tomar forma. A menudo se dice que la juventud es la columna vertebral de la sociedad, que tiene el poder de forjar el futuro de la humanidad. En el mundo actual, la tecnología ha abierto muchas oportunidades a los jóvenes, proporcionándoles herramientas y recursos que las generaciones anteriores sólo podían imaginar. Sin embargo, estas oportunidades vienen acompañadas de presiones. Los jóvenes de hoy se enfrentan a retos como el desempleo, los problemas de salud mental y el abuso de sustancias. A pesar de estos obstáculos, hay un sentimiento de esperanza y fe en esta generación. Aunque les falte experiencia y madurez, están llenos de pasión y entusiasmo, y deseosos de hacer una contribución significativa a sus comunidades.

A lo largo de la historia, Dios ha llamado a los jóvenes a desempeñar papeles extraordinarios en su plan divino. A pesar de ser subestimados por la sociedad debido a su edad, estos jóvenes poseían una confianza inquebrantable en la palabra de Dios. Consideremos algunos ejemplos notables que nos recuerdan que la edad no es una barrera para la grandeza. Con fe y voluntad de servicio, los jóvenes pueden tener un impacto duradero en el mundo.

Empecemos con un joven pastor: David fue ungido por el profeta Samuel con sólo 15 años. Aunque Samuel dudó de la elección de Dios, el Señor le recordó: “La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.». ( 1 Samuel 16:7). Los caminos de Dios trascienden el entendimiento humano. Del mismo modo, Jeremías, un profeta que al principio se resistió a la llamada de Dios debido a su juventud, diciendo: “Soy muy joven y no sé hablar!” ( Jeremías 1:7 ), fue sin embargo elegido por Dios para conducir a los israelitas al arrepentimiento. Luego, Ester, una joven judía de Persia, fue elegida para sustituir a la reina Vasti y se convirtió ella misma en reina. Con su valentía, salvó a su pueblo de una gran amenaza. Cabe destacar que María fue llamada a ser la madre del Señor cuando tenía unos 14 años. A pesar de su juventud, demostró una profunda fe, respondiendo: “Aquí tienes a la sierva del Señor, que él haga conmigo como me has dicho.” (Lucas 1, 38).

En el siglo XXI, el Beato Carlo Acutis con el famoso dicho: «Estar siempre cerca de Jesús, ése es mi proyecto de vida», es un ejemplo moderno de santidad juvenil. Carlo tenía una extraordinaria devoción a la Eucaristía, y utilizó la tecnología avanzada como herramienta de evangelización.

Creó una página web que catalogaba milagros eucarísticos de todo el mundo, utilizando su pasión por la tecnología para compartir su fe. Aunque su vida fue corta, dejó un legado para la siguiente generación, mostrando cómo equilibrar fe y tecnología. Carlo demostró que la tecnología puede ser un poderoso instrumento para difundir la fe en nuestro mundo moderno. Su ejemplo anima a todos los jóvenes a utilizar sus habilidades tecnológicas al servicio de sus creencias.

El papel de la juventud en la vida de la Iglesia siempre ha sido importante, y el Papa Francisco subraya constantemente su confianza y esperanza en los jóvenes. Cree que no sólo son el futuro de la Iglesia, sino también el presente. Durante el quinto aniversario de la exhortación apostólica postsinodal Christus Vivit, donde el Papa Francisco se refirió a los jóvenes como «la esperanza viva de una Iglesia en salida.» Además, durante la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud 2023, el Papa Francisco instó a los jóvenes: “No tengáis miedo de cambiar el mundo”. Ellos son los agentes de la difusión de la Buena Nueva a su manera.

 

El viaje desde las palabras del profeta Jeremías, “No sé cómo hablar”, hasta el aliento del Papa Francisco a los jóvenes para que “cambien el mundo” es un poderoso testamento para la juventud.La vacilación de Jeremías refleja un temor común, pero Dios le llamó a ser profeta. El Papa Francisco se hace eco de esta confianza divina en los jóvenes de hoy. Les insta a ir más allá de sus miedos y a abrazar su misión de transformar el mundo. Las palabras del Papa son una llamada

Annie

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