ENCUENTROS
- Hnasmdro
- agosto 13, 2024
- Experiencias MDR
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El reto de la unidad es una fuerza continua que lleva a las personas a considerar, aceptar, respetar e incluso tolerar lo que está en juego en determinadas circunstancias. Esta ha sido la verdad de los encuentros humanos.
En Isabela de Basilan, hay muchas ocasiones de conocer gente nueva, de las islas vecinas. Nos reunimos como hermanos y hermanas, la mayoría de las veces no sólo entre cristianos. La realidad de la diversidad y la migración son retos cotidianos entre las tribus, dadas sus tendencias nómadas. A veces, hacer un seguimiento de las familias con fines de prelatura u otras actividades, e incluso invitarlas, puede ser una tarea tediosa, ya que debemos buscar su residencia actual. Sin embargo, son los más participativos y alegres.
La búsqueda de una pertenencia auténtica y cohesionada nos recuerda que todos somos peregrinos, necesitados y que buscamos colectivamente refugio de las tormentas de la vida y de la vulnerabilidad de cada miembro a caer en el camino. De ahí que el Buen Pastor sea una fuente de inspiración, ya que nos lleva a poner a prueba nuestra capacidad de cuidarnos y soportarnos unos a otros, como dice San Pablo al pueblo de Corinto (capítulo 13).
Nuestra misión es un acto de búsqueda continua tanto de la voluntad de Dios para las personas como de uno mismo, así como una invitación continua a buscar en nosotros los frutos del Espíritu para ser capaces de sembrar buenas acciones entre las personas independientemente del tiempo y del contexto. Nuestra tolerancia y paciencia misionera nos permiten caminar con personas de ministerios pasados o incluso antes de encontrarnos literalmente con destinatarios directos de nuestros apostolados de entrega. Hemos rastreado tales actitudes desde la primera comunidad de discípulos hasta la Iglesia de hoy en Basilán y en otras misiones MDR.
Lo que buscamos al encontrarnos con grupos diversos como Hermanas Misioneras Dominicas del Rosario es la capacidad de nuestro propio ser para ofrecer una mano, un signo de que nos convertimos más en un recipiente para transformar vidas y ofrecerlas a Dios, que las cura, las ayuda y las ama más de lo que nunca podremos. Como nuestra patrona de esta prelatura (Santa Isabel de Portugal) lleva atribuidos los diálogos por la paz y la unidad, nunca somos un fin para esta búsqueda. Colaboramos en esta gran empresa de construir el camino circunferencial de la solidaridad, de la unidad y de un pueblo de Dios esperanzado.
Nini Rebollos
Begang, Basilan, Filipinas