“CÓMO AGRADECER AL SEÑOR POR TODO EL BIEN QUE ÉL ME HIZO”

Es con gran alegría, satisfacción y gratitud a Dios que nosotras, las novicias del año canónico del noviciado inter-africano, en Angola, deseamos compartir nuestra experiencia del comienzo de nuestro camino en el noviciado.

Desde el primer momento de nuestra llegada a la casa de formación nos sentimos acogidas por las hermanas y por las otras compañeras de formación.  En el día de nuestra llegada fuimos recibidas con canciones, tambores, flores y símbolos de integración en la comunidad. En este día sentimos que era la Congregación la que nos acogía para iniciar una nueva etapa. La ceremonia de acogida terminó en la capilla para agradecer a Dios por nuestra llegada, después de todo sin Él nada es posible.

En nuestra cultura africana, sentirse bienvenido en un hogar es muy importante. Como de costumbre, cuando alguien llega a un lugar nuevo es necesario hacer una integración, así también para nosotras que estamos en la fase de integrarnos poco a poco, porque el noviciado es un momento especial para nosotras y para la Congregación. Es un momento único e importante en el curso de una vida que quiere responder a la llamada de Dios a la Vida Consagrada, aclarando y fortaleciendo nuestra vocación, ofreciéndonos diversas experiencias y desafiándonos para varios y ricos momentos culturales y de aprendizaje que cada una de nosotras necesita.

El comienzo del noviciado fue también otra experiencia inolvidable. El 19 de marzo, fiesta de San José, patrono de nuestra comunidad, dimos otro paso significativo hacia nuestra vida vocacional, que es el inicio del noviciado. A la celebración asistieron muchas hermanas de la Congregación, aspirantes y postulantes. Fue un momento único para dar otro paso decisivo en nuestro discernimiento vocacional. Hasta ahora nos hemos sentido apoyadas y acompañadas por todas las hermanas. ¡Nuestro agradecimiento!

Dado que el noviciado es la etapa fundamental de la formación que nos invita a profundizar en los valores de la vida religiosa y misionera, tenemos como elementos de formación: la oración, donde entramos en una relación íntima con Dios y encontramos la respuesta a nuestra vocación; el estudio que tenemos en la comunidad y en el Inter-Noviciado; la inserción en la pastoral y en las diversas actividades y responsabilidades comunitarias; los temas vinculados a la Congregación y a la Orden que nos han ayudado a profundizar nuestro carisma y espiritualidad.

Es lo que tenemos para compartir. Aprovechamos para enviar nuestro abrazo a todas las hermanas y contamos con vuestras oraciones y acompañamiento en esta nueva aventura.

Que Madre Ascensión Nicol interceda por nosotras y por nuestro camino.

Las novicias del primer año

Kameme Gras, Juliana Ginga, Valentina Tchocalie e Inês Nambulo

Viana – Angola

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