Asumí el compromiso de acompañar a las niñas y adolescentes en el proyecto “Promoción de la Mujer”, de las Hermanas Misioneras Dominicas del Rosario en el Internado Santa Rosa de San Ignacio, Cajamarca, por que valoramos la educación de las niñas del campo tan importante para su desarrollo por todos los peligros a los que se enfrentan.
Llegué al Internado el 10 de marzo, una semana antes del inicio de clases con mucho entusiasmo de preparar y organizar la casa para la llegada y acogida de las niñas y adolescentes que los padres confían a las Hermanas y Laicas. Ellas cuentan con una vacante en diferentes colegios nacionales de San Ignacio y pueden realizar sus estudios secundarios que no tienen en sus caseríos o están muy alejados a horas de camino a pie.
Teníamos programada la primera reunión de los papás que se redujo a unos pocos asistentes por la noticia de la suspensión de clases por la presencia del virus Covid-19 que debía aislarnos para evitar contagios de esta penosa enfermedad.
Retorné a Piura para pasar la cuarentena con mi familia, tiempo para reflexionar en todos los cambios que se han producido. Pienso en las chicas que tienen una realidad distinta y no pueden acceder a la educación virtual porque no tienen luz en sus caseríos, y muy pocas acceden a las clases por televisión.
Esperando que la situación mejore en nuestro país en salud y educación.
Me despido deseando continuar con mi apoyo a las obras misioneras de la congregación MDR.