IMPACTO DE RAMÓN ZUBIETA EN LA VIDA DE LAS JÓVENES DE HOY

Ramón Zubieta, fraile dominico, nació el 31 de agosto de 1864 en Arguedas-España. Ingresó al convento a los 17 años y a los 22 fue enviado a Filipinas para tener su primera experiencia misionera, por su radicalismo hacia los pobres, fue encarcelado por 18 meses, posteriormente, en 1902 fue enviado a Lima, Perú, ordenado obispo a los 49 años, siempre tuvo el sueño de trabajar en Asia-China, pero lamentablemente fue enviado a Lima con la perspectiva de trabajar con los más necesitados y MALDONADO fue su destino. Hoy el Padre y Fundador es un gran modelo para nosotras las jóvenes; porque amaba su misión, dio su vida sin tener en cuenta los riesgos que existían en la selva peruana.

Cuando llegó a Maldonado y vio la realidad de la gente, esbozó el siguiente proyecto:

– Conocer la realidad del pueblo.

– Invertir en educación para todos, empezando por los más pobres.

– Solicitar apoyo,

– Abrir escuelas en lugares de gran influencia;

– Educar a las mujeres para el cambio social.

El gran misionero consiguió explorar la selva peruana, abriendo caminos, líneas telefónicas, construyendo puentes, defendiendo los derechos de los nativos, estudiando las lenguas autóctonas, valorando el papel de la mujer. Tras fundar la Congregación, vivió poco tiempo y murió el 19 de marzo de 1921.

Es un gran orgullo para las jóvenes y el motor de la Congregación porque muchas veces preferimos elegir lugares que tienen condiciones o incluso si vamos a la misión nos quedamos estáticos viviendo en la dependencia sin transformar nada. El Padre supo transformar al pueblo de Maldonado en todos los sentidos, sin escatimar su juventud, pero todo por el bien de los pobres. ¿Qué haríamos hoy si nos enviaran a nuestros Maldonados?

Ramón Zubieta nos inspira a ser capaces de levantarnos cada día y vivir con permanente confianza en Dios, amar las cosas pequeñas, aceptar la realidad, defender la vida de los más pobres, saber convivir con los más necesitados. No confiar en nuestras propias fuerzas, sino en el Espíritu Santo. En este año de gracia, tenemos toda la oportunidad de pedirle siempre a nuestro Padre que nos enseñe a seguir sus pasos ya que la realidad mundial nos presenta muchos desafíos y en esto necesitamos que su espíritu nos ayude a responder a la realidad de la misión hoy.

Muchas gracias a toda la Congregación, especialmente al Consejo General, a nuestras Hermanas Mayores, a los Consejos Provinciales de cada continente en sus respectivos países y un abrazo a nuestras queridas compañeras.

Las novicias: Rosaria Nafeca y Muhala Dumbo

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