¿QUIEN ES RAMON ZUBIETA PARA MÍ?

No es fácil expresar, en pocas palabras, QUIEN es Ramón Zubieta para mí, a pesar de que su vida y su forma de hacer la misión me tocan “el alma” y desafían nuestra misión día tras día.

Mirando hacia mi interior, siento que son inseparables, la persona y el Misionero. Sus grandes cualidades humanas que supo cultivarlas tan bien, las consumió hasta la última gota, en el quehacer misionero.

No tengo mejores palabras para describir su figura que decir como lo veo y siento: Un Hombre de Dios, de Gran Corazón, que comprendió profundamente que la vida se da hasta las últimas consecuencias, como resume el lema del Centenario: UN AMOR SIN MEDIDA.

Parafraseando al P. Osende:

Pero lo que destaca en su vida como Misionero es su audacia, su capacidad para afrontar el riesgo, su valentía en la defensa de los derechos de las personas, de aquel pueblo pisoteado, maltratado, a quien quiso dotar con todas las herramientas que conocía, para ayudarles a conseguir salir de su situación de esclavitud. Puso todo su empeño en la educación, motor principal de todo desarrollo, especialmente de la mujer, a quien vio desde la primera hora, como piedra angular de su proyecto de evangelización integral: quien educa a una mujer educa a un pueblo” (R.Z.)

Y esta fue la dinámica innovadora que lo convirtió en el intrépido misionero, que se adelantó más de un siglo en el lenguaje y en la metodología de la que es hoy la consigna de nuestro Papa Francisco…

Cuando leemos hoy las encíclicas “La Alegría del Evangelio” y “Tutti Fratelli” sentimos reflejada la vida y misión de nuestro Padre Fundador.

“La Alegría del Evangelio llena el corazón y toda la vida de quienes se han encontrado con Jesús” (EG1) y luego el Papa Francisco dice cómo deben ser los pastores que verdaderamente dan su vida por el rebaño: “Tienen que oler a las ovejas (EG24). Y si continuamos con Tutti Fratelli, en el nº 106 vemos cuál fue la profunda convicción de la actuación de Ramón Zubieta:

Que en estos tiempos complicados que vivimos, en que experimentamos además de la fragilidad, el no poder hacer muchos planes de futuro, no nos dejemos vencer por la inercia y a ejemplo de nuestro Padre Fundador, en tiempos no menos difíciles y cuando nada estaba claro, supo abrir caminos generadores de vida.

Inocência Costa, Mozambique

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