“Hay en esta región otra riqueza que es para el misionero más apreciable, que tampoco los buenos patriotas no deben desatender: son los innumerables nativos que pueblan estos valles”
“Por aquel entonces dijo Jesús: — Padre, Señor del cielo y de la tierra, te doy gracias porque has ocultado todo esto a los sabios y entendidos y se lo has revelado a los sencillos” (Mt 11,25)
Te alabo Dios artista, por la belleza de la Amazonía, la inmensidad de sus ríos, sus afluentes, la exuberante vegetación, los árboles milenarios de la floresta, el melodioso canto de las aves, su intrincada geografía. Todo es vida, misterio fascinante. Santuario de tu creación Te alabo por los nativos la mayor riqueza de la selva, tus hijas e hijos amados Te alabo por sus idiomas por sus hermosas palabras que poco a poco voy aprendiendo. Por sus sonrisas, las manos de las mujeres que hilan y tejen, que transforman la arcilla. Sus danzas y música, la alegría de encontrarse. Te alabo por los sencillos momentos compartidos con los nativos, mi corazón exulta de felicidad Cuídanos Señor, en cada una de las travesías que emprendemos. Todo es riesgo, y todo por tu Reino. Tú eres nuestro compañero de camino y de navegación por los ríos de esta querida Amazonía. Envíanos misioneros valientes, que amen esta misión. Te ofrezco Señor el sueño de educar a los niños, de comunicar a la Amazonía, de liberarla del anonimato, de tanto abuso y sufrimiento. de abrirles una puerta, un horizonte de vida digna. Que las comunidades nativas te conozcan y al conocerte experimenten gozo y paz. Haz germinar las semillas que vamos sembrando en tu viña amazónica.