LLENO DE VIDA, ENCONTRANDO ALEGRÍA EN CIRCUNSTANCIAS ADVERSAS
- Hnasmdro
- diciembre 28, 2020
- Experiencias MDR
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Como aspirante hace ya más de treinta años, comencé a oír cosas y historias sobre Monseñor Ramon Zubieta y Les, uno de los fundadores de la Congregación MDR. Sin embargo, esas historias contadas, de fotos y charlas durante los años de formación (según los historiadores y formadores) me permanecieron extraños algunos puntos sobre su vida porque no habían echado raíces profundas de esta misma persona, su verdadera pasión, su “martirio” y su admirable confianza en el Dios providente.
Tres décadas más tarde, fui bendecida por ser capaz de leer y comprender su verdadera historia, el hombre que fue obediente hijo de la Iglesia, su amor por las misiones más olvidadas, una vocación dada por el Espíritu de Jesús. Más que solo gratitud, encuentro alegría y un sentido de ímpetu para el sueño misionero. Rechacé la oferta de las hermanas para visitar el Castillo de Javier y escogí Arguedas, en su lugar, por ser el lugar de nacimiento de Monseñor
Zubieta. Fui honrada con la compañía de dos de nuestras hermanas, que eran misioneras fuertes y probadas y también, muy queridas en la misión: la difunta Teresa Sánchez (su sobrina nieta), y Ester González.
Por esto, el 23 de julio de 2016 es una memoria vivida y lo será para siempre (“bautizada con fuego”) que lleno mi corazón con pasión en su propósito, su amor y ardor en la búsqueda de Dios en las personas alejadas y olvidadas como aquellas en las Cuevas de Arguedas y de “Bardenas” con una vista desde la capilla de la Virgen de Yugo que el normalmente visitaba. Esto, me hizo pensar en su sueño y debió de ser una llamada para redimir y aliviar el sufrimiento de muchos, de las huellas de sufrimiento en los trabajadores que duramente rompían y volvían a obrar en las rocas pasando días de frio o calor en las Bardenas, tierra de Navarra.
No se puede negar, ni no sentir el dolor cuando tu gente está oprimida tampoco estar entumecida frente al sufrimiento cuando lo estamos viviendo en propia carne. Esto es una invitación para caminar junto con ellos y no solo espiritualizar situaciones frente al mal. El sufrimiento no es el sueño de Jesús para nosotros, ni tampoco el de su Padre. De hecho, Zubieta, como devoto de María y dócil al impulso del Espíritu, el joven Ramoncito dedicó su vida buscando ser colaborador en la misión para suavizar situaciones y contraponer efectos contrarios a la sociedad, con la educación y la solidaridad entre los más pobres.
Inspirado por Rom 5,5: “La esperanza no defrauda, porque el amor que Dios nos tiene inunda nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha dado.” Su primera misión fue sin duda su “bautismo de fuego”. Habiendo estado cautivo en Luzón (Filipinas), un prisionero que no tenía prácticamente nada sino era su fe y su Breviario. Eso, habla mucho en favor del hombre que se
convirtió en fuerza para sus compañeros en prisión y pretendía ser médico por el anhelo de reducir el sufrimiento de sus hermanos y amigos durante la guerra, de los Katipuneros durante el cautiverio de los misioneros extranjeros. Eso, entre sufrimiento, irradia la alegría de Dios y la luz para aquellos que caminan en experiencias duras de misión a finales del siglo XIX. Era un hombre de su tiempo, un buscador entregado por la justicia y el amor durante las largas travesías de los ríos, bosques y tierras desiertas y días difíciles de vida como misioneros. Conquistó lugares inhabitables, terrenos desconocidos y construyó caminos para permitir la comunión y relación de los habitantes, para ser conscientes de la existencia y sus luchas de otras personas en mismo terreno. Un ardiente emprendedor para levantar ánimo para poder vivir una vida digna como hijos de Dios y miembros de la misma fe que compartimos con el Papa. Un dominico obediente, que lo dio todo a pesar de no haber asignado a la deseada misión de Tonkín. Además, ofreció toda su capacidad y espíritu humano por muchos, para alegría y gloria de Dios al que ama con toda su vida.
El, como San Pablo, también como Francisco Javier e Ignacio de Loyola y muchos otros que ofrecieron sus vidas para hacernos uno en Cristo. De hecho, como una vez dijo William Shakespeare: “Navarra será la maravilla del mundo”. Cada persona hacía de sí mismo un gran defensor de la Causa como Monseñor Ramón Zubieta y Les, hizo en su tiempo, por haber sido uno de los dos fundadores de la Congregación MDR (1914- 2021). Él permanece como nuestro modelo, intercesor y fuente de inspiración en la misión de la Iglesia a la que todos amamos.
Que el Señor sea glorificado para siempre en la vida de Mons. Zubieta en nosotras, hasta el día de hoy. Celebremos la bondad de dios, sus favores vividos en momentos duros y de alegría testimoniado por los hijos fieles de la iglesia
hasta en nuestros días.
Nini Rebollos
Madrid