Necesitamos comprender que Dios se encarnó en Jesús que fue plenamente humano, por lo tanto, Dios también se ha encarnado en cada un@ de nosotr@s. Y nos ofrece toda posibilidad que nazca del amor y para el amor.
María es el Mayor ejemplo de agradecimiento y gratitud inmedible a Dios que hizo maravillas con su vida. Y lo demuestra con la mayor humildad y sencillez, desde el reconocimiento que todo lo que es y tiene le viene de Dios.
Esta actitud le facilita un acercamiento cada vez mayor a Dios, porque rompe las barreras que pone nuestro ego engañoso, que nos hace creer que lo que somos es por mérito propio.
Recordemos que no podemos hacer nada por Dios, es Él, quien lo hace todo por nosotr@s. No es posible inclinar a Dios a nuestro favor con sacrificios, ofrecimientos y actos piadosos.
Dios ha puesto todo a nuestro alcance, solo necesitamos acogerlo. Esto es posible desde una fidelidad plena a Dios como la de María.
Descubramos a Dios en los acontecimientos más sencillos. Somos nosotr@s los que le ponemos en lo alto, inalcanzable, escondido y Él está en lo más cotidiano.
Vivamos este tiempo que se nos aproxima a la Navidad como oportunidad para el encuentro con Dios.