¡EL DESAFÍO DE SER UN BUEN MAESTRO EN TIEMPO DE PANDEMIA!

El gran maestro, Luis Jaime Cisneros, expresó: “… pocos hablan de la calidad del aprendizaje, y la calidad del aprendizaje depende de la calidad de la enseñanza, y la calidad de la enseñanza depende de la calidad del trabajo de los maestros.”

 

Es indudable que lo que afirma Luis Jaime Cisneros es una gran verdad; pero para lograr lo que él manifiesta intervienen muchos factores, que hay que saber conjugarlos para dejar huella en nuestros estudiantes, y poder ser maestros inolvidables.  Si bien es cierto que, el contexto en el que nos encontramos constituye un enorme desafío para los docentes debido a los grandes retos a los que nos estamos enfrentando, como videoconferencias permanentes, aplicación de estrategias que sean pertinentes en clases virtuales, manejo de diferentes plataformas, atención personalizada “a distancia” a nuestros estudiantes, etc.; todo ello no ha constituido un impedimento para seguir trabajando con pasión en nuestras aulas virtuales.

Se han escuchado algunas voces altisonantes manifestando que los docentes no se están adecuando a las exigencias que demanda la educación en tiempos del Covid 19, quizás ocurra eso con una minoría; ya que la mayoría de los maestros hemos encontrado en medio de la crisis la oportunidad para fortalecer nuestra creatividad y buscar soluciones nuevas a los nuevos problemas.

Si en clases presenciales nos preocupábamos por nuestro buen desempeño, hoy con mayor razón nuestra dedicación debe ser a plenitud.

 

Es necesario tener en cuenta algunos aspectos en el desarrollo de nuestras clases virtuales, y les propongo reflexionar juntos.

 

¿Qué factores hay que tener en cuenta para ser buenos maestros y provocar aprendizajes significativos aun en tiempo de pandemia?

 

EL VÍNCULO AFECTIVO

Hay que tener presente que la docencia es una actividad de servicio, en la cual el educador pone de manifiesto su capacidad de liderazgo, su dominio conceptual, su competencia comunicativa, su creatividad y pensamiento crítico.  Pero si bien todos estos aspectos son reconocidos por el estudiante, hay algo que ellos valoran y agradecen: el buen trato.  Se ha comprobado que si la relación docente-alumno es positiva, esta influirá de la mejor manera en el rendimiento académico del estudiante.

 

El buen clima afectivo para el aprendizaje ha de basarse en el respeto mutuo, dejando de lado actitudes represivas, pues de lo que se trata es que el docente se gane el respeto y la admiración de sus estudiantes a través de su experiencia y sabiduría.

 

El docente como gestor del clima en el aula tiene el poder para potenciar el talento de sus alumnos o para reducirlo a su mínima expresión.

 

Los docentes debemos tener tacto pedagógico, es decir, respetar la dignidad de los demás y ser receptivos a la subjetividad de los otros, sin interesar la edad que puedan tener.

SESIONES DE APRENDIZAJE   MOTIVADORAS 

Muchos de nuestros estudiantes están siendo sometidos a una gran presión por causas diversas: familiares contagiados, oportunidades escasas de socialización, brecha digital, problemas económicos, etc., situaciones estresantes, que suelen provocar depresión. Y a veces el único refugio que tienen son las sesiones virtuales, en las que por un momento pueden dialogar, bromear, expresar lo que sienten y sobre todo ser escuchados; de ahí la necesidad de desarrollar clases motivadoras, contextualizadas y formativas; pues de lo que se trata no es avanzar a pasos agigantados para culminar la currícula, lo que importa es crear espacios para que el estudiante construya su propio aprendizaje, tomando en consideración sus inquietudes e intereses.

 

Enfatizamos que las clases o sesiones de aprendizaje tienen distintos retos: Han de ser dinámicas, interesantes, productivas y amenas.  Por lo tanto, es necesario poseer herramientas pedagógicas y didácticas, que nos permitan un óptimo desarrollo del proceso de enseñanza y aprendizaje, teniendo como objetivo potenciar los dos cerebros (hemisferio derecho e izquierdo) en el aula.

 

Para la organización y conducción de sesiones exitosas es conveniente considerar algunas reflexiones de los educadores Daniel Dreifuss y Odette Vélez:

 

  • El profesor evalúa resultados; el maestro valora los aprendizajes.
  • El profesor responde y presenta el mundo como una realidad acabada; el maestro pregunta y estimula a seguir descubriendo.
  • El profesor enseña (habla y relata); el maestro aprende (escucha y sabe callar).
  • El profesor es un instructor que cumple su rol de autoridad; el maestro promueve el desarrollo de competencias; la formación de aprendizajes autónomos, creativos, críticos, éticos, que están interesados principalmente en superarse a sí mismos y en ser excelentes en la búsqueda de logros.

EVALUACIÓN           

Si se quiere cambiar el aprendizaje hay que cambiar la evaluación. Y creo que todos coincidimos en que se deben evitar las evaluaciones sumativas, el contexto en el que vivimos no es el adecuado para calificar y acreditar. Hay que recordar además que la evaluación es integral y no meramente cuantitativa. Hoy priorizamos la evaluación formativa, la que estimula la autonomía del estudiante, la estructuración de los aprendizajes y el desarrollo de capacidades.

 

Tenemos que reconocer que no solo los estudiantes sufren las consecuencias de la pandemia, los docentes también nos sentimos afectados de diferentes formas; pero asumimos nuestras responsabilidades con la escuela, la familia y con nosotros mismos, con nuestra superación y progreso personal y profesional.

 

A veces dichas responsabilidades nos dan un poco de temor, pero no nos dejamos abrumar por el miedo o el fatalismo; somos conscientes que ser auténticos maestros requiere de acciones positivas y deben estar impulsadas por la idea de que aprender a enseñar dura toda la vida. 

 

En nuestra labor diaria podríamos tomar en cuenta lo que expresó Carlos Dulanto: “Un gran maestro es un apasionado de lo que hace.  Un buen maestro sabe que las emociones se contagian, que nuestros alumnos estarán mucho mejor dispuestos a escucharnos cuando nos vean más humanos y menos dioses.  La pasión por nuestro trabajo genera vínculos y despierta la curiosidad. Luego, y solo luego, el maestro sorprende a sus alumnos con sus conocimientos.  Es como un mago que te mantiene en vilo durante toda la función.  Así es el buen maestro, crea conexiones emocionales con sus estudiantes, generando el enganche de los sentidos y rompiendo la cotidianeidad”.

Todos o casi todos sabemos en nuestro interior que después de estas vivencias, la escuela, los estudiantes, los padres de familia y los docentes no seremos los mismos, debemos ser mejores, debemos ser los artífices del florecimiento de la vida en comunidad, de la esperanza, de la justicia, la verdad y la solidaridad.

“…Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla.” (Albert Einstein).

Flor de María Muñoz Cuadros

Docente I.E. “Nuestra Señora de la Asunción”

Arequipa, Perú.      

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