UNA RAZÓN PARA DAR GRACIAS

“¡Por siempre cantaré de las misericordias del Señor!” (Salmo 89)

Mi vocación es uno de los dones más preciosos que recibí de Dios. En mis años de compromiso, el año 2020 es un hito, un momento adecuado para mirar hacia atrás, para celebrar el “ahora”, para dar un salto hacia adelante, para anunciar…

El primer día que pisé el lugar de las Hermanas Misioneras Dominicas del Rosario en Baliwasan, Zamboanga lo considero como mi nacimiento en el convento y su estilo de vida. La congregación enumeraba a cada una de quienes comenzaba el proceso de formación, lo que significaba que las recién llegadas éramos asignadas un número en la comunidad de formación. Decidí continuar, hacer mis votos de vivir en pobreza, castidad y obediencia. El pasado 29 de abril del 2020 fue mi aniversario de plata de lo que en conjunto con mis compañeras pronunciamos como consagración a Dios por medio de esta congregación. Estoy realmente fascinada, ¡Este es mi 25° año!

Así como mis compañeras, consideramos este como nuestro día de felicidad y agradecimiento por lo que hemos conseguido hasta ahora. Tuvimos una planificación inicial respecto a cómo esta celebración tomaría lugar. Fue 12 meses antes de esta fecha cuando nos reunimos (después de nuestro retiro anual). Debió haber sido un signo de que estábamos muy emocionadas, optimistas y muy felices por este día de agradecimiento.

Estamos asignadas en diferentes apostolados, por lo que estábamos lejos una de la otra y notando que el tiempo vuela, nos organizamos y cada detalle de la celebración estaba listo ya en febrero. Posteriormente, comenzó a saberse de la noticia de una pandemia en China que estaba en el aire. Ciertamente, yo aún no me veía afectada por ella, sin embargo, el 15 de marzo nuestro país tuvo una gran alarma por la pandemia del Covid-19 mientras este se esparcía por el mundo. Aun así, estaba optimista de que este suceso no nos afectara, considerando que aún faltaba más de un mes para nuestra celebración. No obstante, el 16 de marzo fue un día terrible. ¡Filipinas fue completamente puesto bajo confinamiento y desafortunadamente nuestro día de agradecimiento sería al peak de la cuarentena en el país! Con todas las restricciones impuestas -e incluso con las Iglesias cerradas- nos quedábamos con todas nuestras preparaciones, invitaciones, símbolos, invitados…

A pesar de todo y por nuestro agradecido corazón, no podemos dejar de agradecer a Dios por este día tan esperado, una celebración que se vive una sola vez en la vida. Nuestros planes sufrieron un cambio de 180 grados, haciendo que viviéramos el evento más simple, solo una celebración en la comunidad hecha durante las alabanzas. Nuestro compromiso fue renovado en la presencia de nuestra comunidad. Estoy tan agradecida de Dios que puedo usar las mismas palabras que pronuncié en mis votos en una perspectiva diferente tal y como fue hace 25 años atrás, porque he experimentado la fidelidad de Dios hacia mí, a pesar de que a veces he fallado y mi fidelidad ha estado débil. Estoy muy agradecida de que Dios nunca renunció a mí, especialmente en los momentos en que dudé de mi misma. Él siempre ha estado ahí levantándome. Su generosidad es siempre perceptible, especialmente cuando todo lo que tengo para ofrecer es mi talento y servicio simple. Estoy muy agradecida de Su amor. Tengo la confianza de que enfrentaré los años posteriores a mi jubileo de plata de manera correcta porque Él es siempre fiel. Todos los días “Lo haré” así como se describe en el salmo 136 “¡Den gracias al Señor, porque él es bueno, porque su amor perdura para siempre!”

Hermana María Reyna D. Jalon, OP

Comunidad Reina de la Paz

Baliswasan, Zamboanga, Filipinas.

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