Elías espera a Dios en el huracán violento y en el terremoto; Dios llega “en la brisa suave”. Pedro pide a Jesús caminar sobre las aguas y se hunde. Tanto Elías como Pedro aprenden que Dios es diferente. Que no se puede hacer una imagen de Dios según los esquemas humanos. El P. Luis Oregui, O.P. en sus clases nos decía que es mucho más lo que podemos decir de lo que NO es Dios, que de lo que es.
Luego de un día de mucho ajetreó Jesús necesita subir al monte, para hablar con Dios. Esto muestra a Jesús plenamente humano, necesitado de Dios. Nadie sube con Jesús. La gente buscaba saciar su hambre solamente. Jesús sube hacia Dios, la multitud y los discípulos bajan a lo profundo, a las aguas, donde se experimenta miedo.
Jesús va a buscar a los discípulos caminando sobre las aguas y muestra así su divinidad. Es decir, Jesús es Dios y hombre. Pedro pide ser como Él, “mándame ir hacia ti” Jesús le dice: ¡ven! pero en el camino mira hacia las olas, duda y se hunde.
Todos los seres humanos sentimos una inmensa necesidad de lo divino, pero no logramos descubrir el camino correcto. Dios forma parte de nuestro ser, cuando descubramos y vivamos esa Presencia, podremos desarrollar todas nuestras posibilidades.
Jesús nos dice: “Soy yo, no tengan miedo”. Que el miedo al COVID 19 no se apodere de nosotros, pero cuidemos más que nunca nuestra vida y la de los demás.