Ecología integral y ecología profunda: Una mirada ecofeminista A propósito del V aniversario de la encíclica Laudato Si’

Geraldina Céspedes Misionera Dominica del Rosario.

  1. Urgencia de un enfoque ecológico profundo

Al cumplirse cinco años de la encíclica Laudato Si´, en ASETT nos hemos propuesto publicar este número de Voices con una provocación que tiene de fondo la pregunta de si, aun reconociendo todo el potencial y la riqueza contenida en el planteamiento de la ecología integral que hace la encíclica, no habría que articular esa propuesta con planteamientos aún más cuestionadores como los que hace la ecología profunda.

La ecología profunda (Deep Ecology), concepto acuñado por el filósofo Arne Naess, hace un cuestionamiento hondo de las causas, las consecuencias y los fundamentos de la crisis ecológica. Es una perspectiva a veces malentendida y criticada porque su análisis ecológico es radical y plantea un nuevo paradigma de comprensión del ser humano y la naturaleza, proponiendo un estilo de vida ecocentrada que supere el antropocentrismo que está a la raíz de la actual crisis ecológica.

La ecología profunda se entiende en contraposición a la ecología superficial, en la que se cuida, estudia y valora la naturaleza en su dimensión material, instrumental y utilitarista. Y esto porque parte de una visión antropocéntrica en la que el ser humano se sitúa aparte y por encima del resto de los vivientes. La ecología profunda, en cambio, es un paradigma con un enfoque holístico de la naturaleza, concibiendo la interacción naturaleza-ser humano de una manera nueva. Aunque no se trata de un planteamiento totalmente nuevo, pues esta perspectiva aparece en tradiciones espirituales de oriente y occidente y también está presente en Laudato Si’ y en el Sínodo de la Amazonía, sobre todo en su visión holística y sistémica de la crisis socio-ecológica y en la afirmación de la interconexión e interdependencia que existe entre todos los organismos. La ecología profunda también está de fondo en el ecofeminismo, pero éste añade la visión de los estudios críticos de género que, por lo general, no son tomados en serio ni por la ecología integral ni por la ecología profunda.

Ante la crisis socio-ambiental, urge asumir posturas radicales que apunten a un cambio de paradigma y una nueva forma de relación del ser humano y la naturaleza para revertir el deterioro del planeta. Se necesitan, no algunos remiendos, sino, como plantean la ecología integral y la ecología profunda, un cambio sistémico, pues en el

marco de este sistema y su modelo de producción y consumo depredador, no será posible salvar el planeta. La crisis es profunda, por lo tanto, los cambios tienen que ser profundo y radicales.

Les ofrecemos la publicación completa en el siguiente link.

http://eatwot.net/VOICES/VOICES-2020-1.pdf

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