¡No tengan miedo!
La buena Noticia Mt 10,26-33
El miedo es natural y es bueno porque nos ayuda a evitar los peligros, a defender la vida. Pero está también el miedo inventado, el que nos paraliza. Y corremos el riego de vivir pegados a este miedo aprendido, irreal e innecesario que nos impide desplegar todas nuestras capacidades como personas. Este miedo es contrario a la confianza por lo tanto a la fe.
¿Por qué tenemos miedo?
Porque dudamos de nosotros mismos, de los otros y de Dios. Jesús nos invita a no tener miedo y no es porque nos prometa un camino color de rosas, sino porque la confianza y seguridad en Dios nos mantiene firmes en medio de las dificultades y limitaciones, y nos arranca el miedo.
Cuando aceptamos nuestras limitaciones y nuestras posibilidades es porque tenemos un conocimiento pleno de lo que es Dios en cada uno. “El que se conoce a sí mismo, conoce a Dios”. (Mahoma).
Cuando dejamos el miedo y vivimos en la confianza es porque hemos puesto nuestra vida en las manos de Dios, y sabemos que nuestro ser no depende de nosotros sino de Dios. Que mi pasado es Dios, que mi futuro es Dios y que mi presente es Dios, y que no tengo nada que temer, porque mi vida depende de lo que es mucho más seguro que yo misma, que yo mismo. Así, cuanto más grande sean el motivo para temer, más grande será el motivo para confiar.
Finalmente, la confianza no es un regalo para los buenos, sino una necesidad de los que no lo somos. Fray Rodríguez dice que cuando confiamos porque nos creemos buenos, entonces estamos confiando en nosotros mismos, en nosotras mismas, en nuestras obras y no en Dios.
Que el miedo no se apodere de nuestro corazón. Abrazos