Espíritu Santo, Don del Padre y del Hijo, promesa fiel, amor desbordante. Calor maternal, Ven a nuestra humanidad que gime, que peregrina entre la incertidumbre y la desolación. Ven a nuestros pueblos empobrecidos Que sufren la pandemia, el hambre la corrupción y la opresión. Necesitamos tu fuego que nos transforme Tu viento que nos remezca Tu soplo que nos reconcilie Tu amor que nos haga comunidad Tu aliento que nos devuelva a la vida Tu brisa suave que nos reconforte Necesitamos sentirnos habitadas Con tu presencia que nos cobije, con tu agua que nos vivifique Necesitamos descubrirte en cada gesto solidario, en la mirada que consuela en el pueblo organizado, en el grito de protesta Ven Espíritu Santo a nuestras comunidades nativas que se sienten huérfanas que no son prioridad de los estados que se mueren sin atención de salud Ven Espíritu Santo sana los corazones destrozados
fortalece a los agotados, sostén a los que nos cuidan. Espíritu Santo Renueva el rostro de nuestra tierra, Que todos seamos un único cuerpo, Cristo en medio de su pueblo Su espíritu que late en cada ser que ama, que cree y espera. Haznos testigos creíbles de tu presencia Derriba nuestros miedos Y sacude todas las parálisis Abre nuestras ventanas, Envíanos a abrazar la esperanza, gestar comunidades nuevas, libres y mensajeras de tu paz. Tejedoras de unidad en la diversidad Pregoneras de tu evangelio. de tu presencia siempre nueva en todo y en todos. Amén. (Jacqueline Sothers)