“Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí”

La Buena Noticia Jn. 14,1-6

Qué hermoso y que bien nos hace en este momento escuchar estas palabras de Jesús: “que no tiemble tu corazón”. Creer en Dios hacerlo nuestro, bajarlo de la mente al corazón, sentirlo palpitando en cada célula de nuestro ser. Esto hace que la paz y la serenidad sea la respuesta frente a cualquier peligro o riesgo que tengamos que enfrentarnos.

Jesús nos dice yo soy el camino la verdad y la vida, y lo es. En él está la respuesta a todas nuestras preguntas, preocupaciones y angustias. Pero hay algo que no nos permite descubrirle así. Ese algo no depende de Dios, sino de nosotros mismos. Para encontrarnos con Dios necesitamos abrirnos a él, y para abrirnos a él es necesario mirarnos en nuestra propia verdad, tal y como somos, con la mayor autenticidad posible, y decirle a Dios esto soy ¡Te necesito! Reconocer nuestro ser limitado y comenzar a caminar de su mano.

No es fácil, nuestro ego nos pone muchas trampas y barreras. Nos hace creer que podemos solos, que somos mejor que los demás, que somos “lo máximo”. Pero tenemos que ser más inteligentes y más intuitivos. Tenemos que ahondar en lo profundo del ser, para mirar nuestros propios “infiernos”. Y entonces dejar salir a luz lo que realmente somos, una obra de arte de las manos de Dios, con toda la capacidad para amar y ser amados.

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