Aquí estamos señor, habla que tus siervas escuchan

Así nos sentimos, con la voluntad de sentarnos a los pies del Maestro, para que podamos escuchar y aprender lo que Él tiene que decirnos, en otra etapa más de la formación inicial, donde esperamos aclarar nuestra vocación y mantener los valores de la vida consagrada.

El 24 de febrero, dedicado a nuestra Madre Fundadora, marcó para nosotras el inicio del noviciado, una etapa que requiere apertura, atención y, mucha flexibilidad para que, como la arcilla en las manos del alfarero, nos dejemos moldear por el maestro Jesucristo, a quien queremos seguir con la misma gracia de Ramón Zubieta y de Ascensión Nicol, nuestros pioneros en el seguimiento del Señor.

Con alegría compartimos con todas las hermanas de la Congregación nuestra aspiración a la vida religiosa consagrada a la Congregación de las Hermanas Misioneras Dominicanas del Rosario. Somos conscientes de que no podemos caminar solas, pero con la ayuda de vuestras oraciones tenemos la confianza y la certeza de que se hará realidad este deseo ¡Por la gracia de Dios!

Nuestra fuerza vendrá de Dios, privilegiando la oración, el estudio, la contemplación y la vida comunitaria.

Le pedimos a Dios y a nuestros fundadores que nos sigan en nuestro camino, que nos mantengamos unidos, viviendo con sencillez y responsabilidad, conociendo, poco a poco, los elementos necesarios que nos harán verdaderas Misioneras Dominicas del Rosario.

Desde África con cariño

Noviciado Continental Africano.

Angola

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