Lázaro es un personaje simbólico que representa nuestra condición de criaturas limitadas e invitadas a superar los límites. Ahora que estamos viviendo la pandemia es cuando más experimentamos nuestra fragilidad. Sabemos que vivimos, pero también sabemos que moriremos, pero de tras de toda noche oscura, llega el encuentro con la luz.
Muchos tenemos miedo a la muerte, sin embargo, Jesús dice “si el grano de trigo muere, producirá mucho fruto”.
Jesús no vino a alargar la vida física, vino a comunicar la vida eterna que nos ofrece Dios. Si comprendiéramos esto se nos quitarían los miedos frente a la muerte biológica. La muerte nos llega a todos, hasta al mismos Jesús.
En el evangelio Marta sigue pensando que la muerte es el fin. Jesús quiere hacerle ver que no es el fin, pero que sin muerte no se puede alcanzar la verdadera vida.
Este relato se dirige a las personas que vivimos pegados a las cosas del mundo para que nos esforcemos por descubrir la VIDA verdadera. Creer en Jesús es hacer mía esa VIDA y asegurar la eternidad desde este instante.
Sabiendo que morir no significa dejar de vivir, podremos gastar nuestra vida en el servicio a los demás con plena libertad como lo hizo Jesús.
Recordemos la experiencia de Dios de Santa Teresa: “Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero, que muero porque no muero” “Quiero muriendo alcanzarle, pues tanto a mi Amado quiero, que muero porque no muero”.