Padre y Madre de todo lo creado,
Dios de la misericordia y la ternura.
Hoy tus hijas e hijos, a quienes tienes
tatuados en la palma de tus manos.
Clamamos a ti, desde nuestra fragilidad,
desde este hondo vía crucis que padecemos como humanidad.
Da fortaleza y protege al personal de salud,
que exponen sus vidas por salvar la vida de los enfermos.
Da inteligencia y sabiduría a los científicos que trabajan por encontrar cura para este mal.
Mueve la conciencia de los líderes de nuestros países,
para que prioricen la vida del pueblo antes que el capital.
Consuela a quienes han perdido a sus seres queridos.
Cuida a los más pobres, que no les falte nuestro amor.
Infunde en nosotras compasión y cercanía con los que sufren,
confianza y esperanza en estos momentos amargos.
Nuestra humanidad cae bajo el peso de esta dura cruz,
Levántanos con la fuerza de tu Espíritu.
Que podamos renacer como mejores seres humanos.
Esperamos confiadas en ti,
porque sabemos que no abandonas la obra de tus manos.
Que la oración que te dirigimos, Padre y Madre del amor,
abrace y llegue a todos en una comunión universal.
Amén.