Según los estudiosos, en el contexto bíblico, arrepentirse significa cambiar de opinión, rectificar, cambiar de mentalidad. Esto tiene mucho sentido porque si cambiamos de mentalidad cambiamos de rumbo. Arrepentirse no tiene tanto la connotación de salir del pecado e inclusive puede referirse a cambiar de una opinión buena a otra mejor. Por lo tanto, no sólo tiene que convertirse el “pecador”, sino todos.
Todos tenemos que cambiar de mentalidad todos los días, convertirse es rectificar la dirección que llevamos cuando nos damos cuenta que no caminamos hacia la meta (amor). Nuestros abuelitos nos decían que rectificar es de sabios. El mayor peligro es creer que no tenemos nada que cambiar o rectificar.
Al referirse al Reino de los cielos Jesús dijo: el Reino está aquí y no está. Los primeros cristianos decían: ya, pero todavía no. Estas contradicciones nos ayudan a no quedarnos con ideas fijas, sino a estar siempre abiertos a la novedad, siempre en marcha hacia la meta, aún por alcanzar.