Nos sentiremos defraudados si confiamos en lo material, lo accidental, lo externo. Nuestro verdadero ser no nos fallará nunca. La venida de Jesús tendrá consecuencias para todos, pero sobre todo para los más desfavorecidos. Nos dice que el que acoja al Reino, saldrá de la dinámica de la opresión y entrará en la del servicio. El adviento nos trae muchas buenas noticias:
La buena noticia que Dios es Abba, Papá, para todos. Que la salvación viene de Dios y que ya se nos ha dado a todos.
La noticia de que Dios no nos va a pedir cuentas de nuestros pecados, sino que nos ha perdonado.
La noticia de que no son los sabios y entendidos los que descubrirán a Dios, sino los sencillos.
La noticia de que no son los que tienen puestos de poder, los que están más cerca de Dios, sino los que sufren y padecen.
La noticia de que no son los “buenos” los que verán a Dios cara a cara, sino las prostitutas y los pecadores.
Este Reino ofrecido por Jesús, no lo hacen realidad los ciegos, sordo y cojos curados, sino los que se preocupan y se ocupan de ellos.
Todos estamos rodeados de carencias, de necesidades, todos necesitamos ayuda de los demás en muchos aspectos y sobre todo que nos ayuden a vivir desde el amor, porque la falta de amor nos mata como seres humanos. También nosotros podemos ayudar y entraremos en el adviento cuando no defraudemos al que espera algo de nosotros.