No se puede servir a Dios y al dinero

La Buena Noticia Lc. 16, 1-13

Jesús no nos dice que es incompatible Dios y lo material, sino que nos olvidamos de Dios, cuando ponemos en el centro de nuestra vida el dinero. Jesús nos habla de una riqueza que, aunque siendo justa puede convertirse en dios, en nuestro tesoro. Cuando nos sinceramos, nos damos cuenta que la mayor confianza la ponemos en los bienes que tenemos, en lo material. “Con frecuencia servimos al dinero y nos servimos de Dios”.

A Dios sólo podemos servirle en los demás. “Lo único que se conserva es lo que se da, lo demás se pierde” (Lapierre).

“LOS HIJOS DE ESTE MUNDO SON MAS SAGACES CON SU GENTE QUE LOS HIJOS DE LA LUZ”.

 Con esto Jesús nos invita a utilizar nuestra astucia y capacidad con prontitud para hacer el bien, más no, a imitar la injusticia. Pero más que eso, Jesús nos pide ser sabios para actuar desde la espiritualidad. Todas nuestras acciones “mundanas” o religiosas tenemos que manejarlas desde la espiritualidad que nos viene de Dios y que es amor.

Jesús nos dejó claro que no nos quiere siervos ni esclavos, sino libres.  La búsqueda de la riqueza que al mismo tiempo ofrece poder, nos puede esclavizar. Vivimos la libertad cuando vivimos desde nuestra esencia, Dios. Así somos fieles a nosotros mismos y a Dios.

“Si de verdad quieres ser rico no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tus necesidades”. (Rodríguez).

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