Martha y María
La Buena Noticia Lc. 10, 38-42
Martha y María
No podemos prescindir ni de Martha ni de María, sin la escucha no podemos hacer vida el mensaje. No hay contemplación verdadera que no se manifieste en la acción. Tampoco puede haber una acción verdaderamente espiritual que no surja de la contemplación.
Todos tenemos que ser a la vez, Marta y María. En un árbol frutal ¿qué es lo más importante, las raíces o el fruto? Sin las raíces es imposible el árbol. Sin los frutos, el árbol sería inútil. María, es aceptada por Jesús como oyente válida. Tal vez sea el relato más subversivo de todo el evangelio. “Sentada a los pies de Jesús escuchaba su palabra”. María está allí como discípula. El comportamiento de Jesús con la mujer está completamente libre de misoginia o antifeminismo.
Los evangelios nos dicen que en el grupo de seguidores había mujeres. Los relatos de la mujer adúltera, la pecadora, la Magdalena, la Cananea, la Hemorroisa, nos indican esa preocupación constante de Jesús por la mujer, que en su tiempo estaba completamente marginada.
Es una pena que esa actitud de Jesús se nos haya olvido en la Iglesia, donde después de más de dos mil años seguimos manteniendo una ideología machista.
“Lo que los cristianos hemos hecho con la mujer no es solo mantener una mala costumbre; con el evangelio en la mano podemos afirmar que es una injusticia en toda regla. Contra esa injusticia no sólo tienen que luchar las mujeres, tenemos que luchar todos; y no por hacer un favor a la mujer… El valor de la mujer no está solo en la capacidad de ser madre, sino también en los valores espirituales que posee.” (Rodríguez ).
Intentemos ser cada día más Marta y más María. Cada día más enraizados en Cristo y más entregados al servicio de los demás.