Este domingo celebramos Corpus Christi, el cuerpo y la sangre de Cristo, la presencia de Jesús en la Eucaristía.
En la Eucaristía se concentra todo el mensaje de Jesús, que es el AMOR. El amor que es Dios manifestado en el don de sí mismo que hizo Jesús durante su vida.
Don total, Amor total, sin límites.
Cuando comulgamos nos comprometemos a ser lo que fue Jesús. Significa que soy capaz de entregar mi vida por los demás. No muriendo, sino estando siempre disponible para todo aquel que me necesite.
Recordemos el lavatorio de los pies. Lo último que a Jesús se le hubiera ocurrido es pedir que nos arrodillaramos ante él, pero él si lo hizo ante sus apóstoles. Lo que sí nos pidió Jesús es que hagamos lo mismo entre nosotros. Pero nos es más fácil y más cómodo adorar a Jesús que imitarle en el servicio y la entrega.